Nubes, amargadas de miseria, cruzan grises, abrigando la luna brillante como joya.
Cuatro hombres vestidos de sombra pasan por un callejón apestado de ratas.
Tú y yo caminamos apresurados metiéndonos en un bosque donde duendes y hadas viven su extraña vida.
De pronto desapareces y me encuentro solo sentado en una rama de un árbol exageradamente alto mirando sin reaccionar como se ven estas criaturas desde acá arriba.
Brillante y animada un hada sube y se sienta junto a mí. Impresionado con sus ojos le pregunto su nombre responde un nombre medio extraño que no me importo por que no le puse atención. La quede mirando y comenzó a reír. Luego me dio la mano me beso y dijo adiós.
Mi reacción tardía causada por sus ojos me obligo a perder tiempo. Salte de rama en rama para llegar hacia el suelo a donde ella se había dirigido. La busque como buscando un tesoro perdido.
Pero a cambio conseguí despertar de un sueño que creo que jamás volveré a soñarlo por que no sentí que fuese un sueño… estoy seguro que lo viví.