Imagina

Sonidos estelares electrónicos
dispersos entre fogatas fugaces
de luz blanca como arañas
el frío sopla tu cara
aliento de sensaciones sobrehumanas
vibraciones metálicas adentrándose en tu cabeza
elevándote
bajándote
llevándote hacia delante
cielo color atlántico de noche
voces indistintas hacen eco de tus emociones
latido de la noche y de tu alma
acelera tu pulso y tu velocidad
180 km/h
combinación versace/armani
cuerdas eléctricas con distorsión de pedal
entumeciendo tus sentidos hasta el final

ramas entrecruzándose por tu frente y por tus manos
lluvia tibia sin sabor
y luego

la araña blanca definitiva
una guitarra dulce que te dormita
no más vista
no más tacto
no más sabor
y un fuerte olor a madera

coros dulces sustentan tu voz perdida

copos de nieve como velos
encaje claro de destellos
un frenazo final sin inercia
sin cuerpos moviéndose hacia adelante
todo estalla y todo
está en calma de nuevo

un acorde caído y todo
vuelve a comenzar de nuevo.


La vida es algo así. Algo así y además, llegas a tu casa dos horas después, suena el teléfono y es la voz de Jorge diciendo que hace más de una semana que Simón está muerto. No te habías enterado. Preguntas cómo murió y te responden que iba a mucha velocidad en la camioneta, se volcó. No hay necesidad de preguntar más nada. ¿Dónde lo enterraron? Si alguna vez habías creído con convicción en algo, había sido en él y su cuerpo de aureola, en que misteriosamente aparecería cada vez que tu alma estuviera sacudida. No pudiste pasar por tus etapas al tiempo debido. Pasaste en directo de negar a aceptar evadiendo todo contrato que pudiste establecer con el mundo. Simón está muerto. Just like that, your faith is gone. Diecinueve años y una sonrisa de un millón de soles encandilándote. Y así de simple, más o menos, todo acaba. Y sólo el ruido y no la calma puede tomar el chance de apuntar a la diana hasta que primero la concentricidad y luego la excentricidad, puedan recobrar sentido. Y apenas ahora se han empezado a ver vestigios de orden en tu Mandala.