Era medio día cuando en definitiva estaba yo perdiéndome en mi mente y mi conciencia. Podía sentir cómo el dolor de mis quemaduras me llevaban a flotar como en un inmenso oceano. Allá, en la lejanía donde estaba mi alma sentí cómo en un determinado momento perdí mi conciencia y no supe mas de mí sólo hasta que lo ví a él. Ése ser de luz que me tomó en espíritu y me llevó a ése lugar...Maravilloso visto por fuera pero terrible para mí...

Allá estaban ante multitud los seres vestidos de blanco, en un enorme palacio cuya majestuosidad nunca antes había visto, la inmensidad era incomparable y la multitud aconclomerada de espíritus bordeaban aquel tribunal. En presencia de estas almas y estando yo ubicado por el ángel que me condujo en medio de ellos uno de los seres que vestían de blanco tomó en sus manos un libro dado por aquel ángel comenzó su veredicto:



Aquel ser comenzó a declarar ante las almas mis obras de forma terrible y despiadada. No me era perdonado el mas mínimo detalle. Todo era incluido. Era el juicio de Dios. Hasta el momento en que el libro se partió en dos:

El libro de la mano izquierda con las obras que no eran de la voluntad del Padre.

El libro de la mano derecha con las obras que eran de la voluntad del padre.

Y enseguida vi al jinete con la balanza < y cantaban todos gloria a Dios>

y de pronto el jinete dijo:

He aqui NO ERES DIGNO DEL REINO...

Y entonces me entristecí muchísimo y sentía como un llanto en mi alma y un dolor mayor al que antes había sentido y escuché cómo las almas aconclomeradas se consumían en llanto hasta que de pronto ví cómo otro ser dijo:

verás a Dios,
el eterno
el omnipotente
el sabio
el rey

Y desde que lo ví no existo más...