Con la sensación de tus dedos recorriendo
Mis tatuajes, he dormido la noche descubriendo
Tu presencia en cada uno de mis sueños.
Un ansia de felinos movimientos,
Una mano que cubre lo inseguro,
Una caricia justo a tiempo.
Con la sensación de haber recorrido
Ya un camino largo, permanente, intransitable
Abandono tu boca consecuente
Y me interno por caminos del infierno.
Con la sensación de emprender un caminar
Fundamental por mis recuerdos,
Voy dejando que tus manos me caminen,
Me recorran, me huelan y desvelen.
Con la sensación de recorrer un nuevo espacio
Deshabitado de prejuicios y rencores
Tu figura de otoño y de cenizas
Se desliza por un túnel de manos y besos
Que me cubren,
Me agitan, me devuelven la vida subyacente
Por debajo de cada una de nuestras vidas.
Con la sensación de ser perenne
De vivir, de transitar este universo
Sin necesidad de más duelo, ni más llantos,
Ni más desiertos,
Recurro a tus gestos de creyente.
Recurro a tu seguridad insoslayable
Que me guía en la noche de tormenta.
Con la sensación de terminar los caminares
Visitando un país inexplorado, recorro tus caminos
De hombre elemental, primero y suficiente.
De hombre germinal que en un intento
Logra abrazar el espejismo de mi cuerpo.
Con una sensación interminable de ser semilla,
Germen, concavidad, recipiente, ser naciente,
Revivo tus palabras
Y tus besos me despiertan
Con una sensación enajenada de creer
Eso que dices, eso que siento.
Intento revivir en mi conciencia
Un minuto feliz, que haya sido ejemplo
De todos los minutos que deseo.
Con una sensación plenificada de equivocarme
Nuevamente, de volver a soñar por un momento
Que la felicidad existe y es permanente
Vuelvo a creer en el hombre género.
Vuelvo a sentir el latido de la sangre, que renovada
Surge como un árbol de mi cuerpo.
Con una sensación de ser ceniza de momentos
Me esfuerzo por surgir, por ser encuentro,
Para borrar las lágrimas, por ser fénix
Que aproveche el surgimiento de la nueva vida
Mía, personal, única y latente.
|