Nunca ha sabido si es un problema, o simplemente una fijación que no se quiere ir. La línea que separa a ambos parece desvanecerse la mitad del tiempo.
Me pones nerviosa, le decía su madre. Córtala, amenazaba su hermana.
Pero es que quiero mirarte, quiero verte, ¡contemplarte! ¿Sabes la diferencia entre ver y contemplar? ¿La sabes? Porque eso quiero hacerte, y más.
Grabarte, aquí, en mi memoria, tenerte bien adentro en la cabeza.
Deja ya de mirarme, murmuraba en su oído. Me cohíbo. Me cohíbes. Deja de mirarme.
Nunca ha sabido si lo decía de verdad, o para lograr que nunca, nunca dejara de hacerlo.
Sabes cuál es tu problema, le gritaba en la cara, sabes cuál es.
Pero él sabe qué es. Simplemente no puede dejar de hacerlo.
Mañana nos vamos a la playa, guarda tus cosas y…, se impacientaba. Pero hazlo. No te quedes como un idiota mirándome. Hazlo.
¿Cuál es el crimen en querer absorber al mundo por los ojos?
Me llegas a enfermar, se quejaba, apretándose el estómago para dar énfasis. Me revuelves las tripas con tu constante observación, siempre mirándome, autista de mierda. ¡Para! ¡Para, para, que me tienes loca!
Es que ella no entendía, lo que significaría tenerla fuera de la pupila.
A mí me gusta. Cuando me miras., le había susurrado una tarde. Me gusta, pero es un secreto. No le digas a nadie. A mí… me gusta.
En parte y a veces servía de consuelo que no se fuera cuando amenazaba con hacerlo.
¿Seguro que ya me miraste bien?, se reía. ¿Seguro que no me quieres mirar un ratito más? No, no te vayas, si no te estoy molestando. Mírame todo lo que quieras. Pero mírame. A mí.
Era difícil, siempre fue difícil, vivir con su actitud. A ratos lo quería, y también estaba esa ocasión en que el jarrón chino había ido a estrellarse al lado de su piel.
Es que no te entiendo, se histerizaba. No te entiendo y eso me hace mal. Me haces mal.
Nunca ha sabido cuántas ni cuáles de todas las veces que sucedió ella lo decía de verdad. Nunca ha sabido si es mejor dejar que se acaben las lágrimas o abrazarla mientras todavía están frescas. Nunca ha sabido si cuando ella ladeaba la cara y le sonreía, significaba que lo amaba. O que era feliz.
Nunca ha sabido ninguna de las cosas que ella, tal vez, esperaba que él supiera. Porque eres un hombre, porque eres mi seguridad, porque me gusta tu olor cuando has estado corriendo, sabes. Porque me gustas, aunque te quedes mirando nuestra vida pasar.

Pero por encima, entiendes, te va a pasar por encima, así que mira a los dos lados antes de cruzar.