Cada vez que escarbo, profundo, para sacar algún sentimiento, y te lo regalo, y lo espantas, se muere una parte de mi, irrecuperable. Como cuando te tome la mano para bailar, y me la sacaste diciendo que en una disco no se baila con las manos. Como cuando te dije, casate conmigo. Como cuando te dije, tengamos un bebé.
No tenés la culpa, tus acciones están perfectamente justificadas, lo sé. Pero cuando yo me ofrezco, es fruto de un gran esfuerzo, y el rechazo, duele como la puta madre. Anoche intenté asfixiarme, pero el olor a paja que tenía en la mano me dijo que no puedo solo. Cuando muera (tal vez enferme, tal vez me mate), Leo García va a seguir tocando la guitarra, animando un reventón de artistas sectarios. Las chicas que se visten de negro, las chicas que diseñan su propia ropa, van a seguir creyendo en las mediocres frases de levante que han usado los chicos desde hace milenios.
Hace siete días que me masturbo cinco veces al día. Hace cinco que no me baño. Hace un año que no estudio. Nunca terminé nada, no tengo ganas de nada.
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