Dos niños de edades símiles discutían a cerca de las grandes dilataciones expectorativas de algunos de los bronquios. Y uno de ellos respondió “ En cuestiones de Anatomía humana creo que te saco un buen trecho”.

Las leyes del condado parecieron abusivas para algunos de los ciudadanos, y entre otros improverbios al alcalde se le acusó de “Extorsionista”.

A las once de la noche se iniciaba el concierto más esperado de los últimos seis años. Se reunieron, entre asistentes y policías miles de personas. Tras las primeras canciones y muchos gritos desaforados ocurrió algo de carácter inolvidable. Sonaron truenos infernales y la Tierra tembló extrañamente. Se suspendió la música sin que nadie prestara atención debido a unos extraños zumbidos que recorrían el cielo. Hubo incertidumbre y misterio entre miles de personas hasta que alguien gritó “¡OVNIS!”
De ningún modo estaba equivocado.

El joven Elmyr sentía verdadero pánico por no poder ver cumplidos sus sueños desde bien pequeño. Para ello trató de trabajar bien duro y llevar a cabo sus proyectos. Oh! La desgracia cayó sobre él. Su mayor pesadilla se hizo realidad: Realmente no tenía talento.

El escritor inició una de sus obras más ambiciosas, narraban lo cotidiano, lo social y lo intuitivo. Llegada la página 23 de su obra sin corregir se dio cuenta de que no había introducido correctamente en la historia algunos de los caracteres más significativos de la narración. Trató de arreglarlo cambiando buena parte del texto. Gracias a Dios consiguió un final hermoso para su obra.


J d H se sintió enfermo una tarde y acudió al hospital. La enfermera le pidió su tarjeta sanitaria pero ay! La había olvidado en casa. No pudo ser atendido por lo que murió en la sala de espera.

Dos hombres de gran estatura y buen posicionamiento económico contemplaron durante minutos la hermosa puesta de sol. Una música gloriosa acompañó la entrada de la noche.

Un martillo enorme golpeó con fuerza la superficie de un mundo habitado por humanos. Todo cuanto existía desapareció sin dejar rastro, tan solo quedó lugar para las ideas, que perduraron años y años sin ser recogidas por ningún pensante.

El tenedor de plástico se convirtió en el mejor amigo de un niño de ocho años, juntos hablaban de muchas cosas, corrieron por los alrededores de la granja de sus padres y gastaron algunas bromas a la pequeña Jessie. Oh Dios mío! Aquel fue el verano más glorioso de todos cuantos vivió en firmes años venideros.

El doctor spoock aterrizó en el aeropuerto con dos horas de retraso.

La marioneta verde enredó sus cuerdas con las de un extorsionista irlandés: “Son cosas del destino” asumió.

Un altavoz negro supervisó las obras de una gran pirámide egipcia construida por algunos libros de una editorial Eslovaca. “Ha sido una experiencia bien hermosa” afirmaron satisfechos. La obra fue del agrado del altavoz.

“De frío mueren algunas personas” dijo el abuelo, y rindió homenaje al fantástico Edward Gorey.