Hace algunos años que una extraña enfermedad llamada “Amarillamiento letal” azotó a las palmeras de cocos de la costa yucateca, esta rara y mortal enfermedad parece que ha regresado y esta ves han sido infectados los medios de comunicación, sin que hasta ahora nada (ni nadie) los pueda salvar de una muerte inminente, el signo inequívoco de este mal es que deja a sus victimas secas y amarillentas: Monopolización, propagación del consumismo, manipulación, acceso restringido a la sociedad, parcialidad, protagonismo, programación de bajísima calidad, etc. En una situación de fingimiento y encubrimiento mutuos entre el gobierno y los empresarios de la comunicación se puede observar como agoniza nuestra libertad de expresión y de imprenta, artículo sexto y séptimo de la Constitución, en el sentido de que el comunicador debe ser solo un intermediario que transmita información objetiva y fidedigna. Habría que reconocer y publicitar claramente las reglas del juego de por lo menos cuatro aspectos:
• La obligación del Estado para informar.
• Las responsabilidades de los medios de comunicación respecto de la sociedad.
• Los derechos de las empresas de comunicación.
• Los derechos de los ciudadanos delante de los medios
Hace medio siglo Salvador Novo, titular de la Comisión creada por el Instituto Nacional de Bellas Artes, para estudiar qué sistema de televisión le convenía adoptar a México, concluyó que la televisión pública, al estilo de la BBC británica era la que ofrecía la mejor opción porque ahí, decía Novo, “La responsabilidad no es para con los anunciantes de jabón alguno; la contrae con la sociedad y ante el gobierno el sistema de televisión. En sus manos, el radio y la televisión, el receptor deja de ser un agente mixto de ventas y de diversión, para trocarse en un instrumento desinteresado solaz, apto a los mejores contenidos” Dos décadas mas tarde, en una carta que se dio a conocer hace algunos años, poco antes de su muerte, el escritor mexicano Octavio Paz, en una carta que dirigió en 1968, siendo él Embajador en la India y antes de renunciar a ese cargo, al entonces titular de la Secretaria de Relaciones Exteriores mexicana, decía, entre otras cosas: “Resulta escandaloso que la radio y la televisión sean todavía propiedad privada y que constituyen un negocio como cualquier otro” En uno de sus últimos textos, en 1996, el filósofo vienés, Karl Popper, teórico, promotor y defensor de la sociedad abierta, insistía en que “una democracia no puede existir si no pone bajo control a la televisión” Y esto no significa transgredir libertades, sino poner bajo control de nuestras sociedades, a su servicio, a los medios de comunicación. La solución del amarillamiento letal del cocotero o palma de coco, de las costas de Yucatán, fue que no hubo solución, todas las palmeras murieron y hubo que importar los cocos de Malasia para sembrar de nuevo. La solución del amarillamiento letal de los medios de comunicación es de tipo psicosomática (mental) pero uno puede morir de sobredosis de plomo.
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