Perdónenme por frotarme mientras escribo,
pero es que la poesía me calienta;
es que los versos arrastran mis partes
y las cuelgan henchidas sobre las brasas,
justo bajo los rayos candentes del sol.
Discúlpenme por sacudir mis testículos con este poema,
por abrirme de patas y mostrarles las llagas que tengo en el culo,
por agitar mis entrañas como un papel en llamas.
Perdónenme, perdónenme por contarles mis secretos,
por decirles que mis orines están azules,
que mi hocico huele a zurullo
y que mis ojos están hinchados como las tripas de un dragón.
Texto agregado el 03-01-2006, y leído por 375
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Para los cautos moralistas deberías ir a la pira como cualquier hereje.
Para los que amamos la transgresión es activar la cuerda infinita del aplauso. petrodelhum