Según las escuelas gringas, los elementos de la ficción son trama o argumento, personajes, escenario, punto de vista, estilo y tema.
La trama es la secuencia de eventos en una historia, y la relación de un evento con otro. Las herramientas más usadas para construir una trama son exposición, climax y resolución.
Los personajes son quienes llevan la acción de la trama, ellos son los que hacen algo o son afectados por algo que ocurre. La clave para crear buenos personajes es evitar estereotipos (con características muy típicas) o sobresentimentalistas (demasiado emocionales o indulgentes).
El escenario es el lugar y el tiempo de la historia, el mundo donde suceden las acciones. Y también puede ser imaginario e interno, como cuando las acciones suceden en la mente de un personaje a modo de ideas y reflexiones. Un buen escritor no debe olvidar nunca que el escenario se escoje de acuerdo a su función drámatica, es decir, como la ambientación que obliga a los personajes a tomar decisiones o acciones. Y por otro lado, un buen escenario es aquel que parece real sin serlo (es ficción no historia periodística).
El punto de vista se refiere a la forma que la historia es dicha: primera o tercera persona. No se recomienda la segunda persona porque esa forma fuerza al lector a ser parte del mundo ficcional de la historia, como si fuera un personaje, y ésa es una ilusión muy complicada de mantener hasta el final con sólo palabras escritas. De otro lado, la escogencia de primera o tercera persona depende del significado de la historia, porque en cada categoría se busca influir al lector muy diferente. En primera persona, donde el narrador es un participante de la historia ya sea como personaje menor o mayor, se utiliza muchas meditaciones, reflexiones, observaciones y opiniones porque se busca crear una discrepancia entre lo que realmente pasó (casi siempre es de un hecho pasado) y como lo vio quien lo cuenta. De esa manera, el lector puede dudar de (y escoger) cual es la verdadera. La desventaja es que, al ser un testigo, la visión del narrador es limitada, no puede estar en todas partes al mismo tiempo, y no puede internarse en la mente de otros personajes y depende mucho de la experiencia del escritor.
En tercera persona, que puede ser omnisciente o semi-omnisciente, se busca más autoridad y libertad en la construcción de los elementos de la ficción. El narrador omnisciente sabe todo, dentro y afuera de la mente de los personajes, lo que ellos hacen y por qué lo hacen, y no toma partido por ninguno. Lo usual es que el autor conmueva al lector haciendo que su narrador cambie usualmente de enfoques: de gran perspectiva o mirada periférica a un punto de vista más detallado o microscópico. En el narrador semi-omnisciente se pueden ver diferentes subcategorías: el narrador que revela mejor los pensamientos de un solo personaje y con ello toma parcialidad moral; el que es como una inteligencia central que vaga entre varios personajes, mostrando sus puntos de vista y el narrador que es flexible y mezcla de todo un poquito (hasta involucrar la narración en primera persona). Lo importante en este caso es seguir un patrón de requerimientos de la historia (¿quién lo puede decir mejor y cuándo?), porque lo que se busca en este caso es sensibilizar al lector con la forma en que se dicen las cosas.
El estilo tiene que ver con el uso del lenguaje. Incluye el tono y los símbolos. En el tono se destaca irónico, humorístico, serio o trascendental, emocionado, compasivo, simple (coloquial, urbano, pueblerino), sofisticado (elitista, cientificoloide), entre otros. Lo que se busca en el tono es la simpatía del lector con los personajes y su historia y es el elemento que se pierde en las traducciones. En los símbolos, las palabras se usan de manera figurativa o literal para significar algo más, y en ambos casos el autor buscar despertar respuestas emocionales a través de sus palabras sugiriendo que cada elemento de la historia tiene un idea secreta profunda, mas nunca revelarla. Los lectores nuncan coincidirán en lo que un autor simboliza, y hasta inventarán nuevos símbolos.
Y por último el tema. El tema es de lo que se trata la historia. Es la generalización, si es posible en una sola frase, del significado de toda la historia.
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