Desde hace ya millones de años que habitaban en una de las aldeas espaciales de galaxia Muan, tras la guerra que acabo con su planeta de origen habían decidido establecerse como comunidad pacífica, pero por esta misma razón su historia se había debilitado y su desarrollo cultural se había estancado.
Dreclai, el jefe de la comunidad interior, convocó a una junta urgente para solucionar su problema. Se citaron a los Inai (raza guerrera especializada de su especie) más reconocida de la región A-27 norte, para ir en busca de una historia interesante de algún planeta lejano para que de esta forma la sumaran a sus libros digitalizados mostrando así su historia más extensa e intensa.
Se eligió un planeta de la Vía Láctea llamado Tierra ya que en los últimos dos años habían creado nueve centros militares autóctonos con temas iniciales como: elevación espiritual, movimientos psíquicos, operaciones interplanetarias de sometimiento, módulos de energía variados sísmicamente, entre otros. A eso además sumamos su talento innato de poderío y gobernación.

Cuenta el séptimo misterio divino del Libro Azul bajo la cama de Niell que el primer terrícola que vio la nave de los Inai marcó la alerta roja en el frente austral mayor, sin embargo dichos seres tenían un poder mental un tanto más elevado, así fue que les hicieron creer que todo había sido un sueño.
La misión había sido todo un éxito y los Inai robaron todas las ideas de los terrícolas y las almas de estos fueron selladas en el ministerio externo de la galaxia Muan, tal fue su hazaña que los encerraron en un libro, haciéndoles creer que aún eran parcialmente subdesarrollados y que otros mundos no existían, rodeándolos de un vasto universo que era sólo una imagen holográfica en la página siguiente del libro.
Cada vez que Niell podía le recordaba a Dreclai que su historia era cuento de otros... Dreclai se limitaba sonreírle irónicamente, mientras decía:
- Pues podría hacer terminado con el final más bello aquel cuento, sin embargo nunca lo supieron cuidar... ahora es nuestro.