Me arranqué la piel
y la dejé secar.
En mis heridas,
eché sal,
hasta cauterizar
mis tormentos.
Los gritos los aplaqué,
con anestesia de demencia,
aullidos mudos
y flagelación.
Me curé las llagas
me hice e hicieron,
las lamió mi solitaria soledad,
las curó,
el deseo
de volver a desear.
Aprendo ahora a ver,
aun con las cuencas vacías,
palpando
con manos heladas,
torpes e insensibles
hasta contornear mis sueños,
levanto de mi ataúd
todas las mañanas
y espiro nuevamente
por todos ellos.
Mi alma regalada y perdida,
me mandó y manda cartas,
cuenta añorarme entre ronroneos,
siempre entiendo,
porque un día
la regalé infinitamente
y ahora ya no sabe volver.
Mis lágrimas me salvaron
de ahogarme,
pues las bebí
noche tras noche,
mis penas me enseñaron
al menos a escribir
verso tras verso,
mis llantos me hicieron
mas humano,
y lo humano
me hizo mas real,
fracaso tras fracaso.
Aun con corazón marchito,
sin alma,
apenas sin rumbo,
ni patria, ni sentido,
ilusión me alimenta,
me levanta
como Ave Fénix,
siempre tan tatuada,
en mi vida,
presente y tez.
Brotando,
cual tímida esperanza,
miro fijo hacia un punto
y salgo por fin tranquilo,
con puños prietos
bien cerrados y doloridos,
ojos llorosos, pero seguros,
caminar torpe pero tenaz,
aire marchito
pero vital.
Me digo
y te digo,
aun no estoy muerto
y me queda mucho por vivir,
porque mi alma aunque
ya no este conmigo,
sé, me cuida
y jamás me dejará fallecer.
Lo haré por ti que aun no te conozco,
sin tan si quiera saber
el sabor de tu pelo,
nombre,
lugar,
momento,
ni alma.
Me levanto, por mi pasado,
que me costó todo,
por mis principios,
que me pesaron tanto,
o por mi futuro,
que aun quiere comentar,
según me electriza, algo.
Ahora escribo,
siento
y me estremezco,
me quito el hielo
que me sepultó entero,
robándome mi vida
y mi alegría.
Caliento mi desnudo cuerpo,
con latigazos y reflexiones.
Pero déjame un huequecito
en tu corazón,
amada mía,
que como gorrión quiero
crecer de nuevo,
bajo el amor,
el sol y tu calor,
y este,
que nos haga volar,
siempre juntos,
porque sin conocerte
te buscaré
y asegúrate,
me encontrarás amor,
amor aun sin nombre.
© Mattfisk
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