Y la niñez se quedó atrás porque el mundo así lo exige. Ya no tomamos leche con chocolate, ahora tomamos café en un espacio en el que a nadie le importa lo que le pase al otro, ya no hay columpios ni muñecas, pero hay portafolios y discusiones de ligas mayores. El libro de cuentos de noche que nos leía la abuela ya ni siquiera tiene hojas, es más... ni siquiera recordamos con exactitud si tuvimos alguna vez una abuela que nos arropara cuando hacía frío y nos besara la frente con sus labios rugosos deseándonos las buenas noches... de hecho tal vez si la hubo, pero debe estar encerrada en algún hogar de ancianos tratando de saber quién es.
Ahora que estamos grandes dejamos atrás las suaves pinturas pinceladas en los trazos vividos para reemplazarlos torpemente con maquillaje y cremas faciales. Entonces comienza otro día, en el que ya no hay bicicletas con cintas volantes que surcan los cielos para dirigirse a compartir con los amigos al parque, ahora hay automóviles contaminantes que arrasan con las aves y maltratan los pulmones verdes de nuestra cuidad, para dirigirse engreídamente hacia destinos inciertos, abriéndose paso maléficamente entre el tráfico matutino. Una vez en el trabajo poco utilizamos un lápiz, a menos que se necesite una firma o autorización, para eso está el ordenador y la máquina de escribir, y ni siquiera nos tomamos la molestia de entrever la ilusión que nos hizo aprender a utilizarlo hace ya tanto tiempo, preferimos guardar ese tipo de cosas en nuestras extensas lagunas mentales excusándonos del sentimentalismo con el olvido “común” de los años. Cuando la ruta del deber acaba, nos marchamos a nuestro hogar con la idea de descansar un poco para volver a tener la misma absurda rutina otra vez.
Y la niñez se quedó atrás porque el mundo así lo exige, y con ella se fue todo lo bueno que algún día logramos tener, pero la gente dice que eso es bueno porque así uno logra madurar y está listo para enfrenta la vida... irónico es entonces, que cuando éramos niños vivíamos la vida y ahora imperfectamente sólo intentamos sobrevivirla...