Amor,
mis párpados están cosidos con los hilos
de tu ausencia.
No veo más que el vacío de las cuencas
de mis ojos,
que empiezan a llenarse de sangre
violeta y negra.
Mis pupilas ruedan por el cemento
de unas calles que no reconozco
y se deshacen con el neón
de sus aceras.
Derretidas, se filtran por los charcos de lluvia
y se cuelan hasta el centro
de la Tierra.
Amor,
siento que mi retina invierte visiones y realidad
en un universo
de imperdibles y descosidos,
muertos y asientos de atrás.
Mis pestañas se enredan
en las farolas que arden por última vez,
tratando de agarrarse a una luz
que se apagó sin pedir permiso,
con demasiada rapidez.
Amor,
mis párpados están cosidos con tejidos
de tus venas.
Texto agregado el 31-12-2005, y leído por 128
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