No hay nada que hacer...Observo conscientemente mi brazo...La piel está rasgada, y una nueva capa trata de no dejar marca alguna...Sobre todas esas pequeñas y profundas cicatrices, se dibuja un corazón, marcado a fuego lento; a cuchilla y sufrimiento. Rasgada y cercenada, capas cubriendo, pellejos...Caos. No puedo frenar el deseo, no puedo frenar el fuerte pálpito del corazón que no quiere parar...Ni siquiers puedo controlar mi ansia, mis ganas de llorar. Endureciendo el rostro y pulsando manteniendo la espalda erguida, la cabeza gacha, vuelvo a mirar. Esta vez escuece, las gotas de rocío condesadas en mis ojos durante toda una eternidad se han roto, y la rabia que en el interior de éstas aguardaba está saliendo. Un grito seco. Lágrimas que rompen la sequedad de mi rostro. La sangre, que trato de parar desesperadamente. La locura que reina en mi interior y no quiere marchar a mis órdenes. Me llevo las manos a la cabeza, y las bajo arañando, hasta que el sudor cubre mi cara. Mi respiración trota acelerada, el oxígeno se condensa en mis pulmones impidiéndome respirar. La angustia reflejada en mis facciones. Los latidos del corazón cada vez más rápido. La vista se nubla, todo desaparece. Todo es indescriptible. Mezcolanza de sensaciones, olores, caricias y recuerdos. Una esquina de la habitación, oscura.
Todo está tranquilo. Siento como mis pechos suben y bajan tranquilos, acorde con mi respiración. Las piernas están en tensión , encogidas. Una sombra se arrodilla ante mí...
-Tranquila, ya todo ha pasado, ven conmigo, te secaré esas feas lágrimas. Vamos, levanta...
Y la voz se desvanece. La oscuridad sigue ahí. Ese haz de luz ha desaparecido. Vuelvo a estar sola. Fuera, están todos aquellos que en algún momento dijeron que me querían, y ahora no les importa lo más mínimo qué sea de mí...Igual que a mí no me importa lo que les acontezca, pero si lo que sea de ellos...Porque siempre tendrán un maldito lugar en mi cajita, llena de recuerdos...Vuelvo a mirar mi brazo. El odio. La autocompasión de los demás para mí no existe, es desastrosa. Caos. Y un murmullo, que se repite en mi cabeza...
"Mátalos a todos..."
Y vuelvo la vista hacia ellos...Pero ya se han ido. Dejo caer mi corazón de cristal. El impacto con el suelo es fatal...Olvido...Un día quise caer en el olvido y hoy veo que al hacerlo, he sucumbido...Soy esclava de mis pensamientos, de mis sentimientos. Y no puedo hacer nada por ello. Nada vuelve a tener color. Todo es negro.La oscuridad me está abrumando. Tumbada en una cama de terciopelo, duermo...¿Pero quiero hacerlo por siempre? Que sea lo que el diablo desee...¿Y si no despierto? Tengo cosas aun que hacer aquí...El dolor zumba en mi cabeza, ya no puedo más...Descansaré eternamente. O eternamente despertaré. Pero me despertó mi propio aroma, el perfume que desprende mi cuerpo, que oloroso...Resulta placentero...Quiero permanecer aquí, no quiero levantarme. Pero me están zarandeando. Abro los ojos y una guadaña me está apuntando a las venas de mi muñeca. Las cercena, de arriba a abajo, abriéndolas poco a poco. Noto como la sangre emana de mí. Una vez más. Pero me caigo, en un agujero negro.
Despierto, esta vez de verdad, en la misma esquina en la que empequeñecí mi alma...Asaltada por los sentimientos y el miedo...El miedo a morir cuando tantas veces lo he buscado y he tratado de provocarlo. Y tengo, tengo miedo de morirme. Tengo miedo a que todo esto que yo he provocado finalmente se vuelva contra mí. Tengo miedo a que esa pequeñ silueta, ese corazón, no pare de sangrar. Tengo miedo de no poder gritar. Siento esa nostalgia...esa que hacía tiempo que se había marchado. He de ser cauta, si no quiero que me lleve con ella. Ya no quiero volver a pisar ese mundo, y como decían los antiguos poetas, quiero "huir del mundanal ruido", perderme en los brazos de alguien, sentir que realmente ese alguien existe, y que no es imaginario...Sentir que no se está apagando el fuego, permanecer junto a el sin miedo a poder quemarme...
Y poder sentir, de una maldita vez que el éxtasis es de placer y no de dolor, poder sentir de una maldita vez lo que de verdad es el amor...Pues se me olvidó con la primera lesión...
Mirando boca arriba, echada sobre el manto de terciopelo de la muerte, me di cuenta de que la vida no es soñar...Ni esperar a que se cumplan los sueños...Si no vivir la propia vida como un sueño, para que el instante en que muramos, no sea con mal sabor de boca...¿Pero qué sentido tiene todo esto que hasta hora he escrito? No tendrían sentido las palabras de una loca...No en la vida real. Adelante, golpéame con fuerza en el corazón, para que pare de sangrar...Dirás que una enferma mental no tiene motivos para vivir. Adelante, sigue hablando, qué más dará lo que yo pueda sentir siendo tu criterio y razón, universalmente cierta...¿Y si te pusieses en mi piel? ¿Y si fueses mi tez? ¿Te gustaría ser atormentado? No lo creo...Pero en fin...¿qué razón tienen los locos contra el mundo? Ninguna, al fin y al cabo, si no eres de la sociedad, eres enfermo mental...
Adelante, sigue riendo mientras escupo sangre por la boca.
Adelante, sigue murmurando a mi oído que no soy ya nada.
Adelante, haz que mi mundo se venga abajo.
Adelante, dime lo estúpida que soy.
Adelante, invítame a olvidar.
Adelante, invítame a descubrir el funcionamiento de mi cabeza.
Lo que tú no sabes, esque a pesar de todo me río de ti. Seré, como dices, maldita vida, orgullosa, egoísta, ausentemente del mundo, autista.
Seré inútil, absurda y débil.
Pero yo no necesito hacer sufrir para poder sentirme superior. |