La imagen del 8° Desafío fue la pintura “Querida Mamá” de la autora Magdalena Alliende
Ganadores
Finch con el cuento “Gracias”
Gatelgto con el cuento “Azul Volando”
Segundos Lugares:
Gadeira con el cuento “¡Al Abordaje!”
Ggmmagdalena con el cuento “La Evasión”
Lucas59 con el cuento “Arena Roja”
CUENTOS GANADORES
Gracias
Finch
Mi vida nunca será igual ahora que ya no estás. Egoístamente pensé que siempre estarías a mi lado; que ésta no podía ser una de tantas interrupciones en el ciclo de nuestra existencia. Te quedo debiendo una niñez y una juventud intensamente felices, que me sirvieron para tener una mente limpia y tersa. Tu existencia no fue fácil y cuando te viste conmigo en tus brazos, el horizonte apareció por primera vez. Acariciabas mi ensortijado pelo dorado con una ternura que se perdía en lo infinito y guardabas un mechoncito cada vez que me lo cortaban. Mechones que junto con una chaquetita de cuando era bebé, encontré años después en un cofre que olía a recuerdos, a vivencias, a esperanza. Recuerdo como sonreías al ver el contraste que hacía mi piel blanca contra tu piel morena y tu afán de protegerme para que los rayos del sol no contaminaran mi blancura. Esos días en la playa yo me apresuraba en pisar las huellas que dejabas en la arena antes que se las llevara el mar y sólo se escuchaba nuestras risas y el graznar de las gaviotas que revoloteaban encima de nosotros queriendo atrapar un poco de alegría. Nada temía mientras chapoteaba en el agua, siempre que al alzar la vista viese tu silueta perfilarse contra el sol y tu aura de protección cubriese todo mi espacio. Nuestros castillos de arena eran estructuras fuertes como tu carácter y resistían a las pequeñas olas que los arremetían queriendo conquistar lo que les impedía llegar a un destino que no existía. Después de muchos años regresamos a esa playa, y era yo la que te observaba caminar más frágilmente, pero siempre dejando las huellas que aunque menos profundas, marcaban la intensidad de cada día vivido. Erguida y desafiante ante el tiempo, mantenías la mirada fija en el atardecer. Bajé la cabeza cuando el agua llegó hasta mis pies y me dí cuenta que había seguido tus pasos toda una vida.
AZUL VOLANDO
Gatelgto
Pintado con fondo de recuerdo, añoranza, timidez, oscuridad en el pensamiento, lagañas de tiempo encerradas en forma de recuerdo libélulas, capullo entre tejidos, recuerdos, confusión de madre una esposa o hija que ya no es hija.
Madre estas dormida, eres recuerdo, píntame una cruz con azules del mar y llénala de mitades, crea confusión en mi mente para confundirme al final de la vereda, siempre lo mismo, ella le dice al oído, no te confundas yo solo soy ella, recuerda la playa ya la arena me tapo y te empieza a cubrir suavemente, se acumula en tus piernas, naces y te llenas de arenilla suave, que teje un final para eso estamos aquí, para morir nacimos pero esta muerte es la vida cuando se abrirá el féretro y nacerá la flor de pétalos alados de ángel, si niña de mis recuerdos, ahora duerme la vida, no importa si el mar es azul o negra la noche, en ti solo se mira la transparencia de un lago con peces arcoiris voladores, tu eres un delfín.
Rostros sin cara borrados, porque no necesitamos dar ni poner ni sonreír, solo estamos en un jazmín de playa entre caracolas partidas y colores intangibles, solo son percepciones de la mente.
Los rostros no dicen nada son ellas las posiciones, las que disparan la forma y se desnudan de magia y hacen fantasía de nuestra existencia de color pavo real, abanico de vida en rosetón de catedral, me recuerdas y te recuerdo en mis rezos, pasado eres la columna que ya no existe, floto en la presencia de un sol lleno de espuma de nube y rojo de fragua con amanecer de patena, crepúsculo de santo, la luna atrevida se mostró al sol y el sonrió ante ella por verla desnuda en todo su esplendor, esa noche el sol la poseyó, la niña voló nació la mujer no hay pintura todo es pasado.
SEGUNDOS LUGARES
¡Al Abordaje!
Gadeira
Hoy el olor a algas y mi cuerpo sumergido braceando mar adentro me transportaron al pasado. Fue entonces que nos vi. Yo saltando entre las olas y tú, mamá, desde la orilla haciéndome señales desesperadas, me indicabas que nadase en paralelo a la costa.
Con los dedos arrugaditos y castañear de dientes, salía por fin del agua y era recogida en el arrullo cálido de la toalla y de tus brazos. -Niña mala. Qué ganas tengo de verte hecha una mujer. Me reñías, pero al mismo tiempo escurrías mi pelo y frotabas amorosa mi espalda. Y qué bueno mamita, qué bueno era todo aquello. Tocaba entonces tomar la merienda y sentarnos a construir castillos de arena. Mi rotunda mamá constructora, elevaba almenas como nadie .El esqueleto de un calamar atravesado por tres paletas de helado y unas servilletas de papel haciendo de velas, se convertían en un bajel que atacaba nuestra fortaleza desde el mar.
¡Fuego! ¡Fuego! Mylady póngase a salvo. Exclamabas.¡Al abordaje impío galeón español!.¡Al abordaje!.
-Ana, ¿Qué murmuras?. Me dijo mi marido. Yo, arrojándome sobre él entre romper de olas le grité con ademanes de batalla: ¡Al abordaje! ¡ Al abordaje!. ¡Béseme, impío soldado español!.
La Evasión
Gmmagdalena
Sentada frente a la ventana, el rostro vuelto hacia el sol, mirando sin ver. Hace muchos años que su figura siempre se recorta inmóvil en ese lugar; siempre mirando el sol, sin verlo.
No logro acostumbrarme a verla así; me ilusiono pensando que un día llegaré, girará su blanca cabeza y sonriéndome, con los ojos llenos de luz, dirá:
· Hola hija.
Nunca ocurrió, un día su mente se evadió y no regreso más.
· No se puede hacer nada, está en su mundo interior, se ha evadido - dijo el doctor, moviendo muy serio su cabeza .
¿Qué podía esperarse de un viejo médico de pueblo? Creo que hasta la envidiaba, lo percibí en su mirada.
Todos los domingos la visito, temprano, cuando los chicos aún duermen. Ansío estar con ella, hablándole, con la esperanza de que me responda. Nunca supe si me escucha, nunca supe si sus oídos se cerraron junto a su vista y a su boca. Sólo tomo sus viejas y arruinadas manos y hablo, hablo hasta cansarme. Le cuento sobre mi vida, sobre Francisco y su nuevo trabajo en la Curtiembre, sobre los niños. Nunca cosas tristes, ¿Para qué? Ella no necesita saber que el dinero apenas nos alcanza, que Dieguito tuvo fiebre anoche o que Mariela rompió sus zapatillas.
Después, la beso varias veces en la mejilla, le acaricio el cabello mientras digo:
· Te quiero mamá, te quiero. El domingo vuelvo, espérame.
Desde la puerta me volteo a mirarla, por un instante la recuerdo fuerte y robusta, laborando frente a mí, sentada en cuclillas escuchando sus historias; sus manos moviéndose ágiles en el quehacer hogareño. Aprieto los ojos para que las lágrimas no enturbien la sonrisa que sé no ve.
· Chau mamá, te quiero.
Renuente abandono el hospital, mientras la niña que fui apoya su cabeza en su regazo y se queda con ella
Arena Roja
Lucas59
-Necesito mi arena, es mía y la necesito. ¿Por que no se irán? Estorban-.
Rasco mí la cabeza en busca de calma. Me paro y camino en círculos. No puedo dejar de verlos, trato, pero no puedo. Desvío la mirada, enfoco el trasero de alguna negra, los senos de una turista, pero vuelvo a ellos, allí, parados y sucios, existiendo. Bebo algo de agua. Un cliente.
-buenas tardes en que puedo servirle.
-algo de beber.
-tenemos agua de coco, coca cola, y limonada.
-déme lo mas barato.
Voy a la cocina de nuevo y tomo uno de los cocos, le parto la punta superior y meto por el orificio que queda un pitillo.
-tome señor, son mil pesos.
-¡mil pesos por un pedazo de mierda! Usted esta loco.
-es un coco señor, de los mejores, y esta frío.
-páseme eso, y tome su plata. ¡Jamás volveré por acá!
-siempre a la orden.
Todos son iguales: vienen, piden, berrean, pagan, y luego vuelven. Los odio, un día de estos haré de sus existencias un bocadillo para los cangrejos.
Le doy una vuelta a la casa, sin quitarle los ojos de encima a esa niña. Grita mientras muestra su dentadura chueca y amarilla como su piel. Y la vieja, gorda, redonda, solo hace mala cara, y grita de vez en vez. Mis sienes palpitan cuando la percibo.
Estoy decidido, apenas oscurezca un poco mas, iré y arreglaré todo el problema: tocaré su hombre fofo y sudado. Pero no le hablaré, nada de eso. Llamaré su atención, y apenas voltee su mirada, será sorprendida por los zarpazos invisibles de mi odio, uno o dos golpes y sonreiré mientras la veo desfallecer. Con la niña será más sencillo, morirá en mi abrazo amargo
Oscurece. Voy hacia ellas, las veo directamente a los ojos.
-papi, por fin viniste.
No hay vuelta atrás. La arena se tiñe de rojo.
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