Tentativamente, las expectativas que hilamos deben ser alcanzables en algún tiempo, siempre y cuando no sean descabelladas, como lograr la dirección de la empresa o portar la 10 en la albiceleste. Pero mágicamente, estos deseos de mejorar son casi siempre atribuibles aun dejo de frustración, que es imperceptible y que más bien se toma como un impulso de superación emprendedora; pero en mis últimos intentos por escudriñar mis fallos he llegado a la conclusión de que: ¡soy perfecto!, Me sonroja la expresión, no lo niego, pero en el contexto y basado en otras opiniones, es verdad; relativa pero verdad.
Me extiendo en la opinión, los psicoanalistas buscan tu infancia para justificar tu apatía o violencia ala vida, en mi caso nací primogénito, crecí amamantado por mi vieja, adorado por mi padre, inculcado en la iglesia, ósea con amor y fè, ¡qué cimientos viejo!.
Logre la academia, no fui excelente pero fui perceptivo en los ideales y los modales, soy orgullo de los viejos, encontré el amor en varias estaciones siempre completo con ilusión y descorazonamiento, aventure y logre captar ala más linda mujer que me ha regalado en la mano de Dios dos fanáticas de mi presencia, hinchas de su padre.
Se me regalo el don de portar la blanca, la bata que demuestra la gracia de ayudar en la enfermedad y el consuelo.
Sin mas, creo ser perfecto, pues mis expectativas tan solo eran las de ser feliz y si te diste cuenta antes de terminar el primer párrafo ya lo había logrado y todo lo demás es solo consecuencia.
Así que esta noche vieja tomare mi copa con las 12 uvas y seré sincero al decir que no necesito nada mas todo es perfecto
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