Te miro hoy, desde una distancia extraña, con gusto a cercanía lejana. Vos también me miras, algunas veces, de a ratos cobardes o tal vez nostálgicos. Pero cuando lo haces, y logro percibirlo, siento como tu mirada se materializa en mi cara, siento como una caricia invisible hecha de suave brisa me recorre, algunas veces lento, otras veces de a momentos fugaces. Cuando lo hacés mi piel aún sensible a vos se crispa, y mi corazón me traiciona una vez mas.
Alguna vez fuimos algo mas que esto, pero hace ya mucho de eso. En aquel entonces te tenía muy cerca, pero te sentía lejos, será acaso que nunca pude llegar a vos, siempre fuiste para mi algo impenetrable, quizá porque yo no supe como llegarte, o porque vos no me dejaste.
Después de ese algo, caímos en la nada, y el dolor, un dolor rencoroso, sensible, quejoso, se adueño de mi y me fue soltando de a poco. Y hoy, después de esa nada absurda, que nos dejó tan lejos, encontramos quizá una forma de querernos o por lo menos de tenernos mas en cuenta, a través de simples miradas, las que solo nosotros sabemos, son mucho mas que eso.
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