Nació con alma pura,
la sociedad la transformó,
era una bella criatura,
pero todo cambio.
Familia desintegrada,
problemas de los papás,
la pequeña lloraba,
no entendía la realidad.
Fueron pasando los años,
transformando a aquel ser,
desde luego con engaños,
se transformó en mujer.
Probó las malditas drogas,
el vino fue su fiel compañero,
se la pasaba en broncas,
todo lo hacía por dinero.
La niña se fue transformando,
tenía cara demacrada,
se la pasaba tomando,
no le importaba ya nada.
Un día platiqué con ella,
lloró en mi hombro,
era para mi una estrella,
y para otros un estorbo.
Me conmovió con su llanto,
vida cargada de penas,
me sorprendió tanto,
la vida de la niña buena.
Yo la quise ayudar,
más se perdió con el tiempo,
nunca la pude encontrar,
deveras cuanto lo siento.
Llegó a mi alguíen un día,
una carta me entregó,
con un temblor yo la abría,
lo que temía sucedió.
Era la última carta,
de la pequeña Beatriz,
en ella explicaba,
su vida tan infeliz.
Usted fue un buen amigo,
el único que me ayudó,
y hoy lo llevo aquí conmigo,
hasta el sitio a donde voy.
Ha muerto la niña Beatriz,
nadie la supo querer,
dicen que fue un suicidio,
de esta niña-mujer.
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