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Inicio / Cuenteros Locales / alexisalvarez1976 / MAÑANA ES SAN PERON

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Allí estaba Fulgencio en la Plaza de Mayo. Las masas obreras coreaban la marcha peronista en aquel 1° de mayo. Fulgencio estaba cansado pero lleno de energía a la vez. El viaje desde el oscuro suburbio del conurbano había sido agotador pero la alegría ante la posibilidad de ver al general Perón era indescriptible. De golpe la muchedumbre se alborotó. Desde el balcón una figura conocida por todos saludó a todos y dijo:
- ¡Trabajadores!
Fulgencio espontáneamente gritó:
- ¡Viva Perón, carajo!
Y todos los que estaban a su alrededor no dudaron un instante en imitarlo y al unísono vociferaron:
- ¡Viva Perón!
Y entonces una mujer, ya avanzada en años, vestida de enfermera gritó:
- ¡Viva el general Perón y la compañera Evita!
Las masas alrededor de Fulgencio corearon a continuación:
- Los muchachos peronistas, todos unidos triunfaremos, y como siempre daremos, un grito de corazón, Viva Perón, viva Perón
Mientras las masas gritaban y cantaban Perón hablaba desde el balcón. Daba lo mismo dijera lo que dijera, las masas lo iban a aplaudir. Simultáneamente una radio decía:
- Hoy es un día peronista.
Y otra acompañaba una publicidad oficial diciendo:
- Perón cumple y Evita dignifica.
Una vieja daba testimonio de eso al afirmar: “La primera navidad en que pude comer un pan dulce fue gracias al general Perón” y un tipo corroboraba esa afirmación sosteniendo: “Yo no conocía el mar antes de que Perón fuera presidente”. Y un pibe, con la revista PBT debajo de sus brazos sostenía: “Mamá me mima, Evita me ama, yo lo primero que dije no fue mamá ni papá, fue Perón”. Más allá un grupo de obreros comenzó a cantar una canción: “Yo te daré, te daré una cosa, te daré una cosa, una cosa con P, Perón”. Mientras todo esto pasaba, Perón concluyó su discurso diciendo:
- De casa al trabajo, y del trabajo a casa.
Y la multitud coreó:
- Mañana trabaja el patrón, mañana es San Perón.
Y Fulgencio contento volvió a su humilde casa ubicada lejos del centro de Buenos Aires, en un villorrio de La Matanza. Tardó como tres horas pero no le importó. Las calles eran de tierra, las casas muy humildes, apenas había electricidad, pero todos tenían televisor, teléfono y heladera, y todo ¿Gracias a quien? ¡A Perón!
Fulgencio terminó la jornada muy contento escuchando por radio sus dos programas favoritos “La familia Pérez García” y “La revista dislocada”.
Se divirtió un rato y fue a dormir, al día siguiente iría a trabajar. Le pagaban el sueldo, aunque sufriría un descuento. Un diez por ciento lo había donado a la Fundación Eva Perón. Los hijos de Fulgencio jugaban los torneos de fútbol de los “Campeonatos Evita” y había que quedar bien con el general y la señora, no vaya a ser cosa que se enojaran...

Texto agregado el 28-12-2005, y leído por 127 visitantes. (2 votos)


Lectores Opinan
28-12-2005 Jejeje, narraste y describiste muy bien lo sucedido en tiempos de Perón, el miedo a la rebelión de Perón, su concepto de el "Cuadro", sus ideas populistas y su incomparable oratoria. Saludos amigo argento. elhaijin
28-12-2005 Exelente narración. Recrea una época, pero se siente el filo irónico del escritor. Felicidades. peco
 
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