Y dime, niñita ¿por qué viajas sobre ese globo tan grande?
Pues, primero, que no es un globo, es una piñata. Segundo, porque con esta piñata soy libre y nada me preocupa. Bueno, sólo tengo que cuidarme por donde ir para no pincharlo. Aunque pincharlo sería casi lo de menos, total en mi mochilita tengo muchísimos más.
Y dime, niñita ¿cómo es que te llamas?
Pues, yo no tengo nombre. Soy hija de la vida, y el viento es mi guía. Aunque no puedo darle mucha confianza. Y como no tengo nombre me gusta que me digan niñita, creo que así está bien.
¿Y de dónde es que vienes?
Y…yo vengo de un repollo. Me hubiera gustado que me trajera una cigüeña, pero eso sólo pasa en Francia.
Pero explícame, niñita, cómo es eso de que vienes de un repollo.
Bueno. Yo recuerdo todo, desde que era una semillita germinando. Resulta que alguien que yo creo que vendría a ser como mi tío, o algo así, hizo un almacigo, y luego un hoyito donde me enterró. Era un buen lugar, a pesar de que al principio el agua se sentía muy fría cuando me regaba. Poco a poco me fui acostumbrando hasta que el lugar se volvió más cálido. Después, con el tiempo vi que alrededor mío se formaba como un capullo. Era transparente y abajo mío había raíces y uno tubitos que entraban al capullo, tubitos de los que podía chupar un juguito muy rico.
Y un día me desperté cuando el tipo que me plantó me estaba moviendo hasta una maceta grandota, y ahí me dejó hasta que el capullo empezó a abrirse como una flor. Cuando salí, pude ver el sol y también que había salido de adentro de un repollo grandote. Y salí caminando, porque los niños que nacemos de repollos lo hacemos como si fuéramos de cinco años ya; sabiendo caminar, hablar, y nacemos ya bastante inteligentes. Eso fue lo que me explicó el tipo que yo creo que sería como mi tío. Según él, solamente era un empleado de Repollos Peoples Corp., una filial ibérica de las cigüeñas de Paris. Y yo, la verdad, no sé para qué nos hacían si ni siquiera nos dan papás; y eso se lo dije al tipo. Él me contestó que lo más probable sería que Repollos Peoples Corp. en realidad lo que hacía era lavado de dinero y otras cosas bastante extrañas que tipo y que muy bien no le entendí.
Después me dio un poco de ropa y muchas piñatas, según él, sólo porque le caí bien. Me dijo que yo era libre y podía irme adonde quisiera, o adonde el viento me llevara, que lo decidiría yo a eso. Me besó en la frente, y yo le agradecí por sus atenciones y por ser tan bueno con migo. Monté la piñata que me infló y me fui.
Así fue que volé por aquí y por allá, conociendo tierras fulanas y menganas. Me gusta mucho esta vida. Cuando me canso de estar en un lugar me voy a otro, es lo que hago siempre.
¿Y cuántos años tienes, niñita?
Pues, técnicamente, seis. Pero en realidad tengo diez. Hace seis años que me divierto mucho conociendo gente, conociendo niños que juegan conmigo, niños que me convidan sándwiches y gaseosas muy sabrosos. Y si alguien empieza a molestarme tan sólo me voy a otra parte y ya. O también cuando me aburro como ahora. Así que me despido de usted, señor. Adiós.
Pero que niña más rara. Nacida de un repollo, ja ja ja. Viajando sobre una piñata que vuela, ja ja ja. Que mundo loco este, con lo que se puede uno topar hoy en día en la calle.