Ví tu mano temblar... y mi historia cambió. Dije "amén" y continué mi camino. Sentí el alma desgarrarse en un instante. Fui yo quien dijo "así sea", ¿sería más que aceptar el cuerpo de Cristo? ¿Sería decir SÍ al destino que estaba esperando por mí?

Tu mano temblaba, pero había decisión en tu actuar. La noche anterior pude sentir cuando me abrazabas sin esconderte y te vi sonreir. ¿Qué cambió?

No quiero condicinar tu destino y me alejo... Sigo repitiendo en mi memoria "Sagrado Corazón de Jesús [...] dignaos darnos sacerdotes que como Vos amen las almas, los pobres y la cruz..."

Mi alma pide gritar y mi voz no responde. Mis ojos quieren llorar, y las lágrimas tienen miedo a la libertad.

Palabras cercanas me dicen "Él es especial, pero sabes el futuro que le espera". Mi silencio cubre el tiempo. Las horas esperan un sonido, pero el silencio es impenetrable.

Persistiré el transcurso de los días, para animarme a verte otra vez. Dejaré pasar un vida, quizá recuerde lo que es hablar. Esperaré que se extinga mi raza, tal vez me anime nuevamente a amar...

27/12/2005