De Regreso al Útero
Sentado sobre un mullido sillón, es reconfortante, el control remoto en mi mano y la pantalla parlanchina haciendo una guardia implacable, dispuesta a no dejarme escapar de mi propio ocio; ¿pero quien quiere escapar?
Probablemente afuera de mi, el mundo se este decayendo, eso no importa, aquí adentro todo lo que importa es que no haya interferencia en la señal, o que los comerciales sincronices con mis propias necesidades. Aquí adentro, sentado sobre mi sofá, sentado en casi posición fetal, pero fuera del liquido amniótico, solo el frío aire a mi alrededor y permanezco cata tónico a la luz del ilusionista más grande de mi época, sentado sobre mi sofá, sobre mi útero y mi control remoto, mi cordón umbilical.
Talvez nunca debí salir de mi primer vientre, supongo que en esa época tendría curiosidad, que más da; lo hecho, hecho está. Ahora no hago nada más que esforzarme por volver allá adentro, y a pesar de todo no puedo. Afuera un ejercito de sabios trabajan por innovar otra maquinaria para hacerme volver allá adentro. Ya son miles de inventos triviales, aparatos insulsos que en vez de arreglarme la vida, me hacen más dependiente.
No obstante todavía este vientre no es perfecto, solo tengo dos opciones: la primera, esforzarme e ingeniármelas para que mi mundo sea mi perfecto nicho, solo un espejismo, creo yo; y la segunda, la más aceptada: idealizar que después de mi muerte, me espere un enorme seno, que me sustente, un paraíso donde pueda yo gestar indefinidamente, y nunca nacer al frío mundo, nunca comer la manzana que me permita existir, y ver el frío, cruel, sádico, pero nuevo mundo.
Así peno yo por mi osadía, salí de mi primer vientre, deje de ser inocente por comer del árbol del bien y del mal; ahora estoy en mi éxodo, buscando de nuevo el paraíso, buscando el regreso al útero.
Que más da; lo hecho, hecho está; tal vez si hubiera tenido un televisor en esa época, nunca hubiera necesitado de un nacimiento; ya no puedo arrepentirme.... como dije antes:
Lo hecho, hecho está.
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