Todo en su vida giraba vertiginosamente. Lo que al principio pareció una terrible desgracia, luego fue convirtiéndose poco a poco en una mezcla entre dolor y alegría, de la que no podía salir, como si estuviese colgada eternamente de aquel carrito de la montaña rusa.
Pasó del duelo a la alegría, del dolor a esa terrible necesidad de triunfar, y pensando que en realidad todo eso no era mas que un producto de la recompensa que se merecía por haber sufrido tanto, se compró con el pago en efectivo de la indemnización a su dolor, un hermoso piso en Páramo Fashion.
Se hizo el lifting reglamentario. La iluminación en el cabello. Contrató al Personal Training, y lo peor, se enamoró también del pendejo. Creyó que el mundo estaba a sus pies, así que por mantener el nivel se operó también el mísero juanete.
Con la diversión vino también un nuevo hábito: dividir el mundo en In y en Out. Pero en ese tren de nuevas clasificaciones, cayeron mal parados los hijos, que obviamente eran Out por los reclamos, los amigos porque eran viejos, los financistas por usar traje, los peatones por pobretones, las vecinas por envidiosas, los libros porque hay que ponerse lentes para poder usarlos... Como dirían en cualquier buen compendio, la lista es ilustrativa y no taxativa.
Y ahora, que ya les conté todo esto.... todavía alguno se pregunta dónde queda Páramo Fashion???
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