La noche silenciosa y eterna iba rumbo a las sombras.
La Navidad golpeaba en todas las puertas y sus ruidosas ceremonias cabalgaban por la habitación de aquel hombre, que era una inmensa morada
deshabitada, un bostezo de dientes apretados en el ardor de las horas, cortadas, ajenas.
Mal dibujado, el rostro de un ángel se derretía, como vomito agrio en la memoria de las paredes.
Como la maldición de algún antiguo mago desterrado, las sombras crecían, se deleitaban en el oscuro pozo de sus pómulos.
Eran las 23:45 hs. el hombre arrastro su cuerpo, se dejo empujar hacia la ventana, un tumulto de niños corrían, otros miraban absortos, las luces que volaban alrededor de las casas antiguas del barrio, era casi pintoresco ver el juego de colores, algún gato corriendo, los perros ladrando desenfrenadamente, todo tan animadamente absurdo.
El hombre se sirvió un vaso de vino, encendió un puro, se acomodo en su sillón favorito, cruzo las piernas sobre la mesa ratona, eran las 23:50 hs.
Solo faltaban diez minutos.
Una nube deforme cubrió la casa, el polvo de los muebles se agitó con una ráfaga de tormenta inoportuna, el fuego de la chimenea se avivó severamente, y el hombre derramó el vaso con agua que descansaba al lado de su pie.
Presagio de los elementales.
Eran las 23:55 hs. , el hombre observo a su perro, sus ojos se confundieron por un segundo, se levanto, acarició su lomo, lo dejo descansar, se acerco al escritorio, abrió el cajón, murmuro algo en silencio mientras sostenía su mundo, entre el dedo pulgar y el índice.
Los pasos se volvieron ingratos, como la sensación de caminar hacia atrás, pero todo llega tarde o temprano y así fue que, se vio nuevamente sentado en su sillón, el puro consumido, el vaso vacío y su fiel amigo acostado como una bolsa de papas a sus pies, eran las 23:58 hs. , un giro voluntario llevo su mano a la cien, un movimiento voluntario de su dedo índice golpeo la noche, eran las 24:00 hs. , y el hombre, con un agujero en su cráneo recibía la Navidad, mientras su perro, intentaba detener el río de sangre que salía de su cuerpo, voluntariamente...
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