Borracho tropecé tal era mi ceguera con tan mala suerte que aparte de hocicar me dejó una cojera. Eran días que rondaba a una moza resalada que al verme llegar risas y puyas tiraba sobre mi nueva cojera. Lucia era su nombre y a su nombre hacia gala componiendo estas letras que con soltura cantaba: "Cojito ven a bailar que con ese movimiento nunca aburrida estaré y me harás disfrutar del primero hasta el ciento" A lo que yo contestaba: "El primero no ha venido el segundo llegará si tanto gusto le doy el ciento estará vencido si el primero empieza hoy" Entre chanzas y requiebros la dama me engatusaba y yo bien que me dejaba retozar entre sus brazos como corderito manso que a lobo nunca llegaba.
Texto agregado el 24-12-2005, y leído por 1174 visitantes. (2 votos)