Ayer, te sentí llegar, tocando dulcemente a mi puerta, utilizando el ardid del hombre que se interesa por la profundidad de mi prosa… más, para ello has debido proyectar tu inteligencia… ¡Qué gran debate entre los dos… qué grata dialéctica que conquista mi intelecto! Tu olfato, sin embargo, deseaba disfrutar del perfume de mujer, que ya te había llegado… ¿Qué yo no lo sabía? Lo supe de inmediato, entre cuentos, anécdotas e historias de elevada textura, mientras yo miraba de reojo a la fémina que desde el interior de mi persona se asomaba a ver la virilidad de tus detalles…

Hoy, esta mujer irrumpe de repente y se adueña del caso… ¿Cómo ignorar que vibro cuando tu frase acierta al blanco despertar de mis sentidos? Nuestra sintonía manifiesta ha ido más allá… y en la trascendencia del más hermoso encuentro de dos seres que, habiendo sabido vivir, ahora viven de nuevo, se ha escuchado el acierto más significativo, al ritmo del más musitante beso en mi mano que asaltó mis labios: te quiero, ¡sí!!, te amo… necesito de ti… mientras tus brazos atraparon mis caderas...

Sé que ahora me escondes y me esconderás, pues no te arriesgas… llegué tarde a la cita, porque andaba de compras: mucha entrega de sangre, muchas horas de estudio, muchos años de servicio, mucho miedo de amar, muchos éxitos, muchos sueños y mucha soledad… Pero, estoy aquí, y sólo yo podré adueñarme de eso que soy capaz de captar en tu ser: lo esencial que trasciende y va tomando hermosas formas al tiempo que la sangre de mi cuerpo circula vertiginosamente… Y, observando en tu entorno, la realidad que has construido y no deseas dañar… me has citado de nuevo, sin fecha y sin horarios…

Ese día, estarás frente a mí, no podré conformarme con tu hermoso beso en mis dedos que estremecerá mis entrañas... y rodearé tu cuello con mis brazos, mientras los tuyos cubrirán mi cintura, atrayendo mi cuerpo que empalmará con el tuyo... Nuestros rostros disfrutarán del cálido roce del amor escondido a la realidad de tu vida... y nuestros labios se buscarán para entregarse al placer de una dulzura húmeda, con el mágico sabor de nuestros sueños... que pedirán más y más...

©SorGalim




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