Hay miles de cosas
que me manifiesta el viento
cuando se cansa de soplar.
Esas cosas,
me han convertido
en lo que soy:
un soñador de sueños intactos.
En esos sueños,
silenciosamente vuelo
al mundo de los romances.
Allí las nubes besan tu frente
y huelo en vos un mar dulce
que se hace miel
en el color de tu piel.
Quiero que seas vos
solamente
el lugar donde reposen
mis más fantásticos sueños,
Hoy siento el ritmo incesante
del otoño
arrastrándose en el viento,
y pienso que el amor
no palidece con el tiempo.
Al pronunciar tu nombre,
estas palabras tan pobres
se cubren de terciopelo y brillo.
Quisiera que depositaras
tu tiempo en mi,
y ser para ti el descanso más intenso
de paz y ternura.
No puedo evitar
que tu rostro se proyecte
en mil espejos
ocupando mis horas
y mis sueños.
No dudo en creer en todo,
y por ello
me enamoro de la noche clara
de tus ojos
de tus manos
y tu voz.
Pero cuando pienso
que estas lejos,
prefiero evadirme
entre las noches y las luces
únicas esclavas de mis caprichos.
Con ellas resucito
y en lugares oscuros
me vuelvo rey.
Sé que camino por el filo de las cosas
invadido por los miedos
el delirio
y los sentimientos.
Cuando consigo volver a mi
el destello de tu cara
vuelve a rozarme
y aunque me resista
me invade,
el pensamiento se escapa
y no logro detener
tu recuerdo.
Ya con vos,
los latidos de mi pecho
son ingobernables,
como agitados por el viento,
y el cuerpo no cabe en la piel.
No quiero que pase este momento,
inundado de estrellas,
de luna,
de noche clara,
de vos.
No quiero encontrar
la mañana,
quisiera que vuelvas ya
antes que el día
se lleve estas horas.
Y al volver,
quisiera que traigas
la misma risa
que permanentemente
alegraba mis recuerdos.
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