El Caracazo III:
“Podrían ser
a simple vista sólo huesos
Desvencijados huesos
Enterrados al borde del camino.
Abandonados huesos,
No acariciados huesos
de un dolor no amortajado.
Pero no son.
A simple vista sólo huesos,
Desvencijados huesos...
En el calcio del hueso hay una historia:
Desesperada historia,
Desmadejada historia
De terror premeditado.
Y habrá que contar, desenterrar, emparejar
Sacar el hueso al aire puro de vivir...
Pendiente abrazo, despedida, beso, flor...
En el lugar preciso de la cicatriz...”
Autor: Pedro Guerra.
Canción “Huesos”, disco “Bolsillos”
Al otro día, el periódico publicó gran cantidad de sucesos acaecidos en el marco de lo que se dieron a llamar como “El Caracazo”. Una de las imágenes que más impacto causó en la gente fue la de ese hombre que encontraron enloquecido, caminando sin rumbo en medio de los muertos. Según la espantosa noticia, su mujer embarazada comenzó trabajo de parto a media tarde, cuando la cosa estaba más prendida: toque de queda general, soldados en todas partes, colapso hospitalario.
Al parecer, la mujer no tuvo mas remedio que salir a las calles a buscar ayuda de hospital en hospital, donde no alcanzaban los médicos para los que se estaban despidiendo, mucho menos para los que estaban por nacer. Nadie supo nada más de ella, así que nuestro personaje salió a buscarla con un pañuelo blanco en la mano, señal de que no iba a saquear ni a agredir, para que la guardia no le disparara. Buscó en todos los hospitales, en todas las morgues, en todos los sitios frecuentados por ella. Al final sólo le quedaba concurrir a aquella fosa común todavía abierta donde estaban llevando los miles cadáveres que amanecieron cubriendo la ciudad. Su esperanza de no encontrarla allí fue en vano. La primera y única visión que su locura podría recordar era la de su esposa abrazando al pequeño, muertos y recubiertos de lodo y sangre de otras gentes.
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