Inicio / Cuenteros Locales / merodeador / Luz, mosca y estaciones
El rayo de luz recorría la minúscula celda de mi confinamiento, a falta de reloj servía como pauta para calcular el paso del tiempo y las estaciones.
Quedaban suspendidas en esa luz partículas de polvo de comportamiento errático, y en su observación me ensimismaba llegándoseme a agarrotar el cuello con dolorosas consecuencias.
Las penas con el dolor no se solapan, se hacen montañas redondeadas con pliegues de formación, como rollos de brazos de gitano, ensanchando el volumen y desgarrando el alma que las contienen.
El cuarto es aséptico, de cerámica el suelo, techo y paredes, en medio un sumidero por donde escapa el agua que a presión sirve para su limpieza y la mía una vez por semana.
La mosca entró el verano pasado, duró dos días, también a ella le gustaba el rayo de luz, su sombra se reflejaba, creando en la pared, escenas increíbles que mi imaginación transformaba en delirantes secuencias de películas de fantasía. Se alistó a la marina en la última limpieza.
Han instalado una bombilla eléctrica. La deben tener encendida durante el día. Ya no existen estaciones.
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Texto agregado el 21-12-2005, y leído por 130
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