mirando,
observando la apuesta de sol,
bajo esta madera, podrida y llena de bichos que atemorizan a los niños,
sentada bajo una casa, en donde los años le pasan la cuenta, observando,pensando en esas costas que me acogen.me obligan a quererlas.sintiéndome otra, comienzo a sentir melancolía,, el sol se antepone ante mis ojos, y el mar parece enfurecerse con su despedida,
mirando la espuma saliendo de control,
me acerco,
con un espiritú casi infantil,
corriendo,
sonriéndole a las gaviotas que parecen asustarse con mi niñez casi sobrenatural,
correr,
saltar,
mojarme,
es una delicia que no tiene precio,
mis pies húmedos, mi sonrisa a flor de pie,
mi soledad,
mi felicidad.
el sol se va despidiéndo, de a poco. y me estremece la idea de tener que partir, de tener que abandonar este paisaje que se presenta, que no cambia.
mi melancolía es absurda, ya que nunca pertencí a este paisaje, a esta playa. pero yo sé que un sólo día me basto para extrañarla.
no cuesta nada soñar* |