En breve, una tarde o quizá menos, sabré si paso la Navidad acá o lejos. Si la paso acá existe una remota posibilidad de que tú viajes y vengas a verme de regalo, si yo voy a pasarla lejos, entonces las posibilidades de que nos encontremos y nos fundamos en un gozoso abrazo de amistad y sensualidad se agrandan para dar paso a lo que deseo cada vez más con el paso de los días.
Un segundo encuentro contigo. Un encuentro que libere mi cuerpo de la memoria de quien amé pero ama a otra mujer ahora, espero encontrar en la pequeña muerte contigo, un camino a la redención, algo que no veo en mucho tiempo, y ser tu amiga pues los amigos quedan para siempre.
Quiero que me ames, aunque no lo hagas a tiempo completo, con que lo hagas durante el encuentro me basta y sobra, aunque mamá crea que esta actitud mía hacia ti es putifaresca o como quiera llamarla, aunque papá diga que uno es amigo o amante pero no las dos cosas a la vez.
¿Por qué no?, ¿por qué no? si tu deseas poseerme y yo me siento más que halagada ¡viva! en tus brazos, vibrante y deseosa de continuar el romance, aunque nos veamos poco por la distancia, y aunque nuestras conversaciones no sean tan profundas.
La comunion con el cuerpo del amigo es francamente distinta que la que uno realiza con el amado, pero tambien es menos dolorosa cuando llega la hora de alejarse porque uno eligió otra persona o porque el tiempo y el lugar no nos permite estar juntos.
Quiero compartir lo que podemos y sentirme libre de aullar en tus brazos y de beber de tu miel, y de darte leche de mis pezones como si fueras mi hijo, y de cantarte con mis bocas.
Quiero que me disfrutes para disfrutarte como mereces y sentirme tuya por el dia, por la noche, por la semana, como la última vez que lo hicimos solo para decir Gracias Dios por estar vivos, por conocernos y por darnos la llave del placer. |