Mientras coloco en el estante otro fracaso
escucho como ríe.
Hago un repaso a la cada vez menos vacía vitrina
mientras ella sigue riendo.
Escucha mis lamentos y acude a consolarme
pero sus risas no cesan.
Se calme y me dice que tranquilo, que nunca me abandonará.
Y ahora soy yo el que me río.
Río por que intenté llorar.
Intenté llorar pero las lágrimas no salieron.
No salieron por que mis ojos se secaron.
Se secaron de tanto llorar a tantos.
Y ahora no quedan lágrimas que derramar por mí.
Y solo me queda reírme de mí mismo
mientras ella me acompaña con su amarga risa
y con su indeseable y eterno acompañar.
Texto agregado el 21-12-2005, y leído por 134
visitantes. (1 voto)
Lectores Opinan
21-12-2005
Dura situación en la que ni las lágrimas brotan... pero también un paso decisivo hacia delante (la risa siempre es más positiva que las lágrimas de dolor o de desilusión, aunque sea una sinrisa triste) ;) Saludos _LUNA_
Sí, así es también mi soledad.
Amor y Odio.
Sanadora y Torturadora. onirica
21-12-2005
Tu texto renovó una brisa incolora, donde el tiempo deja de ser nuestro aliado. Buen empleo de versos sobre versos, revolcándose entre versos. Un gusto. el_rey
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