Sentado delante del ordenador, sin nada que decir con palabras, simplemente esperando que mis dedos se conviertan en la voz que el nudo de mí garganta no me permite expresar.
Siento como se desprenden las capas de piel que ocupaban todo mi cuerpo, contagiadas por tu olor, el olor que me dejaba fuera de mí, fuera del mundo que me rodeaba. El olor que no se evaporaba aunque los días pasaran.
Desnudo frente al ordenador, el suelo comenzó a llenarse de polvo, de trozos de piel, de partículas que esperaban a que abra la ventana y el viento se las lleve lejos de aquí.
Que corra el aire y el tiempopara que se aleje mi mirada de la tuya, que consiga que mis ojos te vean de otra manera.
Estos días he reído, he sentido, he vivido, he sido feliz y finalmente he llorado.
He rehecho esa vida cíclica que me persigue todos los meses de Diciembre, donde suelo encontrar una estrella que me alumbra y finalmente descubro que es simplemente algo fugaz. Intento odiar con todas mis fuerzas este maldito mes, pero no puedo, no lo consigo. Te encontré y te perdí, que más quiero si mi corazón de esta forma es como realmente se siente vivo, simplemente con momentos fugaces, rápidos e intensos.
La elección ha sido tuya, sin más, sin miedos, sin querer.
Solo espero que jamás te pares a pensar en lo ocurrido y te sientas mal.
Solo pido que no me olvides, que me recuerdes como soy, como tu me sientes, que puedas verme sin sentir esa melancolía que sufro ahora mismo y que superaré otra vez, de nuevo, sin mirar atrás.
Ahora levanto la vista del ordenador y abro la ventana, espero unos segundos y la brisa acaricia mi cara, me traspasa y aleja el polvo, la piel se va, desaparece.
Noto que me siento limpio pero me sigo sintiendo triste…
Creo que algo de ti se quedó pegado en mí.


(para un amigo muy especial, sabes que todo pasará)