Esperaba que fuera la gran culminación. Como si los fracasos no le hubieran enseñado nada. Entonces ¿por qué otra vez intenta, fracasa, se decepciona?
Mientras eso pensaba ella dormía. Y era su descanso lo que lo haría empuñar el lápiz e incrustárselo en la vagina. Pero no. Como siempre, ella se levantará cuando esté completamente descansada. Se bañará, se vestirá, va a aplicarse en los deberes de la casa, con total indiferencia de él, hasta dos o tres días después, cuando comience a molestarla con preguntas, ella nada le dirá, lo verá desesperado, mostrará una enorme compasión, con abrazos, llantos, con caricias, con infinita comprensión.
Cuando lamente lo mucho que lo hace sufrir, él se creerá amado, buscará otra vez la gran culminación, harán el amor con moderación.
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