Hoy amanezco antes que el despertar del alba. No soy yo quien la mueve, sino un sueño inquieto que no la ha dejado dormir por varios días. Ahí la razón de tan claras noches. Porque el sol no quiere abandonar el pedazo de tierra que nos toca habitar, más desea verse en el reflejo del rocío matinal de nuestras lágrimas que abandonan nuestros ojos para dar vida a sentimientos. Hoy soy ocaso antes que el atardecer siquiera intente sombrear la cumbre del cerro más alto. Motivado por un sol viejo y cansado, de tanta tristeza ha partido rumbo a otro mundo a cumplir su vivir fecundo junto a otras gotas de rocío que nacieran de alegría nuestra por terminar una etapa para así volver a nacer a un normal amanecer con el despertar del alba cumpliendo su horario y yo su seguidor honorario.