1

Hoy comulgo de manera extemporánea
ante la mirada exhorta de tus aves
luego predico en la montaña ubicua
los desencantos mansos del alba ardiente.

Por eso te pido:

Manda ahora de muerte
tus pisadas heridas
con el requiebre veloz
de los silencios profundos.


2

En el desierto en lontananza
mueren los caminantes aburridos
en la maraña de mentiras.


3

Extraños los misterios de tu vientre
incierto destino en el profuso valle de colores
Ahí dejaste tus diáfanas capas
filtrando el tiempo silencioso de tus hijos.

Muéstrame ahora los bríos de tus labios
para asir con agonía
el cristalino mar de tus caprichos.


4

Soy el mandatario inflexible del vacío
y los hechos discrepan con placer
ante el aroma traslúcido de tus ígneos deseos.