APATÍA
Nací. Todo eran luces de colores, movimiento, sonidos. Algunas sensaciones eran agradables, otras no. Pero la curiosidad me animaba a seguir viviendo.
Ayer me desperté antes de mi hora habitual, porque sentí un gran dolor en mi brazo no dominante. En su lugar, había vacío, y a la altura de mi hombro la marca de un gran mordisco, y sangre. La herida se cauterizó rápido, pero ya por siempre tendría miedo. Ya no sentía tanta curiosidad, pero seguí adelante porque la rutina me obligaba a ello.
Esta mañana perdí el otro brazo, pero tenía obligaciones, responsabilidades... Esta vez, vi. algo. Vi que algo me arrancó el brazo con el que escribo, así que dejé de escribir. Desde ese momento sólo pude pensar.
Hace un rato, me arrancaron una pierna; sé que esta noche me querrán arrancar la otra; y sé que después querrán hacer desaparecer mi cuerpo y todo lo demás. ¿Por qué hablo en plural?: sospecho de ellos. Pero sé que dentro de poco pensaré menos en ellos, y pensaré más en él.
Poco antes del final mi vida entera pasará por delante de mis ojos, y es posible que entonces sepa qué pasó. El velo caerá de mis ojos, pero caerá tarde. No quiero que sea así, pero cuando el velo caiga, sabré que me comió mi padre: Cronos, con ayuda de Apatía. Pero si eso lo sé ahora...
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