Cuando la conducta privada trasciende a la conducta pública - 1ª parte
CADA ÉPOCA TIENE SU CRISIS, CON SU CARACTERÍSTICA DIFERENCIADA
Injusticias y excesos siempre han existido, porque siempre hubo movimientos, cambios, evolución, y en consecuencia, siempre algo se rompía y algo se reconstruía.
La tan aludida “crisis de valores” es una realidad en nuestra sociedad.
Gran parte de nuestra sociedad occidental pareciera que carece de referentes, tiene un gran vacío moral y no es feliz, aún teniendo materialmente casi todo.
Por eso ha ido creando “seudo valores” que llenen este vacío en que se encuentra.
* reconocimiento por el hecho de ganar mucho dinero y poseer bienes materiales.
* pasarlo bien a costa de lo que sea, lo que apunta hacia la muerte de los ideales, el vacío de sentido y la búsqueda de una serie de sensaciones cada vez más nuevas y excitantes.
* permisividad que se alimenta sobre una tolerancia total que considera todo válido y lícito, invitando a la falta de compromiso y arrasando propósitos e ideales.
* todo es relativo, las reglas éticas brotan presididas por la subjetividad.
* el consumismo representa la fórmula posmoderna de la libertad, hay una avidez por la posesión de lo material, lo que está de moda, lo perecedero.
Nuestra sociedad adolece de:
* Un pensamiento débil.
* Ausencia de convicciones firmes.
* Asepsia en sus compromisos.
* Indiferencia.
Su norma de conducta es la vigencia social, lo que está de moda.
Las grandes transformaciones sufridas por la sociedad en los últimos años son en un principio contempladas con sorpresa, luego con una progresiva indiferencia, y en otros casos, como la necesidad de aceptar lo inevitable. El drama de las drogas, la marginación, la discriminación, la violencia doméstica, los problemas laborales y otros hechos de la vida cotidiana, se admiten sin más, como algo que está ahí y contra lo que no se puede hacer nada.
El cambio general
Encarar las transformaciones con universalidad.
Utilizar la mesura, evitando el enfrentamiento para lograr cambios sociales, porque podría suceder que detrás de un movimiento que persigue como finalidad la erradicación de una injusticia, hubiesen móviles mezquinos que los impulsen.
En los problemas generales que como comunidad enfrentamos, hay que utilizar la sabiduría. Esto equivale a comprender el progreso, cómo se da en cada ser y en la sociedad, y por qué acontecen ciertas situaciones cíclicas promovedoras de impulsos, tanto de cambio individual como colectivo.
La acción debe ser constante y a nivel personal, según se den las circunstancias de quien encara la acción midiendo la propia capacidad. Se debe comprender que no se puede combatir la injusticia a nivel social si no se trata de combatir primero el propio egoísmo.
El cambio individual
Y esto necesita también de un proceso lento y constante. Primero de reconocimiento, luego de una acción sostenida de pensamiento y la acción como consecuencia de la reflexión.
El egoísmo es intrínseco a los seres, es su escudo, su supervivencia. No se trata de extirparlo, sino, y como todas las fuerzas intrínsecas de la personalidad, modificar el concepto de valorarse a si mismo para valorar a los demás.
Para compartir hay que ser generoso, para distribuir hay que ser justo. Dos valores esenciales que evidencian las principales carencias de nuestra sociedad.
(continúa)
Nieves Granero Sánchez
Valencia, diciembre de 2005.
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