LA PUERTA: CAPITULO FINAL
DIARIO
10:22 hs: hice los últimos ajustes a los catalizadores lumínicos.
Todo esta listo. Deje una nota para mí amada esposa y para mi hijo sobre el desván y envié una copia lacrada a Sebastián, mi amigo y confidente.
La maquina producirá el efecto lumínico en exactos 2` 35``.
(Aclaro que los datos suministrados en el diario por Gravenose sobre el funcionamiento de la maquina son suprimidos por orden de la fundación)
Llevo lo justo y necesario en mi traje, adherido al cuerpo.
(Aquí aparece un raconto y descripción de los enceres que lleva el científico para la travesía)
Tengo miedo, al fin, soy humano.
10:24 hs: todo parece funcionar bien.
El haz de luz esta tomando la posición correcta.
Veo la pequeña luz de la filmadora enfrente de mí.
Mi pulso se acelera. Faltan segundos…todo se torna borroso…tengo miedo.
10:25 hs: me cuesta escribir…apenas siento el peso del cuerpo…creo...Que…todo es...Ta.Bien. Comienzo a usar la grabadora…estoy… ¿cansado?...no veo mas el laboratorio…grabo (comienzo de la grabación) veo una luz azulada que viene hacia mi velozmente…estoy en una especie de túnel infinito, dirigiéndome hacia esa luz azul…tengo frió a pesar del traje térmico.
No puedo distraer la vista de esa luz, parece ¿llamarme?...no lo se…estoy llegando.
Ahora el frió ceso, me siento como nunca antes, extrañamente tranquilo y relajado…estoy por chocar con la luz…6, 5, 4, 3,2…1, impacto.
10:26 hs: el reloj se detuvo.
(Silencio total)
¿Adonde estoy?
(Nuevamente silencio prolongado)
Parece un gigantesco hangar de aviones, solo que no hay ningún avión…solo cúpulas parecidas a féretros…son miles y miles, no, son millones…y hay personas junta a cada una de ellas, ¿Cómo no las vi en un principio?
Una tenue luz azulada baña todo el recinto.
La emoción me embarga.
¿Esto espera del otro lado?
Miro rutinariamente el reloj. Sigue clavado en las 10: 25 hs.
Voy a acercarme a las cúpulas, no veo que halla peligro en hacerlo.
Tratare de tomar contacto con las personas que están junto a las cúpulas.
¿Serán estos los ángeles?
Intento hablar con uno, con otro, pero estos me ignoran, parecen no escucharme ni verme.
Haré una breve descripción, aunque me parece que no vale la pena. Son totalmente iguales a nosotros. Visten unas amplias ropas blancas que los cubren totalmente, ceñidas por un lazo blanco a la cintura y dejando sus cabezas al descubierto. Andan descalzos.
Voy a asomarme a una de las cúpulas, ya que parece que paso inadvertido y la curiosidad me carcome.
Una de las cúpulas contiene un cuerpo de un hombre de unos 25 años. Parece dormido.
(Silencio durante unos 15 segundos)…esta despertando ¡el joven de la cúpula despierta…la persona que esta al lado de la cúpula lo ayuda a incorporarse…se abrazan…ninguno de los 2 parece verme…sonríen.
No tengo dudas.
El joven de la cúpula es un muerto que despertó a una nueva vida, y quien lo recibe es un ayudante¿?.
¿Cómo se esto?
No tengo explicación. Solamente lo se.
(Silencio)
No puedo describir las certezas que ahora tengo…parece como si algo en mi interior me respondiera las dudas que tenia.
El ayudante lleva al joven tomado de la mano hacia un gran portón.
Los dos parecen inmensamente felices.
Voy a seguirlos, pero algo llama mi atención.
Adentro de la cúpula apareció otro cuerpo, como por arte de magia, el cuerpo de una chica, también de unos 25 años como el otro joven.
No se como apareció.
Fue repentino, misterioso.
Otro ¿ángel? Viene a su encuentro.
Voy a seguir a los dos que se fueron.
Camino tras ellos a corta distancia… ¡por dios ¡…esto es…único, incomparable…es hermoso.
Tratare de describir, aunque se que las palabras que pueda decir quedaran cortas con la magnificencia de lo que mis ojos ven.
Es una especie de ciudad enclavada en el medio de un inmenso jardín, con vegetación que nunca he visto. Las casas parecen bungalows. Todo esta rodeado por hermosas colinas verdes y senderos resplandecientes surcan la vegetación, siendo transitados por innumerable cantidad de personas.
El clima templado es agradable, aunque el termómetro de mi traje marca 0º centígrados…pudo haberse averiado durante el traslado…no lo se.
Veo cilíndricas naves surcando ambarinos cielos sin producir ruidos ni estruendo.
Hermosas y gigantescas aves sobrevuelan los bellos jardines. Las hay de colores indescriptibles y otras similares a las de nuestro planeta.
Una brisa tenue, calida recorre la vegetación, produciendo un suave oleaje en las hojas de los árboles y a las túnicas de las personas.
Todo esta impregnado de un ambiente de paz y calidez que hacen que mis frías palabras de científico fallen en la descripción.
¡Cómo me hubiera gustado ser poeta o pintor para describir lo que mis ojos profanos ven¡
Si algo imagináramos parecido a un edén, sin dudas seria este lugar
Veo algunos edificios medianamente altos, adonde confluyen las personas.
Me pregunto adonde estaré, y esa voz interior nueva que habita en mí responde:
-este es el primer mundo de estancia
-¿y que son esos edificios de varios pisos que se ven allí?-pregunto sabiendo que la respuesta inevitablemente llegara.
-son las salas de aprendizaje, allí debes ir cuando llegue el momento en que quieras comenzar a despejar dudas. Allí te espera el conocimiento puro y verdadero.
Camine hacia esas salas, mientras la voz interior me sigue diciendo:
-tu primera parada fue en las salas de resucitación, ese lugar que parecía un inmenso hangar. Allí llegan los peregrinos del tiempo y espacio, los enviados y demás mensajeros de otros mundos, además de los que tú llamarías muertos. Ese es el lugar en que un nuevo cuerpo, mitad físico y mitad de una materia que tu no conoces, a la que puedes llamar moronciales, es dado a todos los seres humanos.
Ciertamente.
Observe que las naves cilíndricas se detenían detrás del gran hangar, posándose sobre un bello lago.
-eso que ves ahí es el mar de cristal, la fuente desde donde se irradian las transmisiones a todo el universo, y el lugar adonde se detiene los transportes seráficos.
Contemple el arribo de una de estas naves, maravillándome por la belleza del mar de cristal y por la construcción de las ¿naves?
No podía creer lo que mis ojos veían, y tuve la sensación de que yo no debía estar allí.
Me sentía un intruso, un ansioso voyeur descubriendo algo que debía ser visto y sentido en otro momento.
Seguramente, no en vida.
-entonces este es el paraíso prometido-dije
-no, aun falta mucho para que tu y estos mortales lleguen a el, pero puedo decirte que el primer paso esta dado
Esa voz interior me intrigaba.
Por un momento creí que mi imaginación me estaba jugando una mala pasada, pero una certeza absoluta anidaba en mí. Todo era verdad.
-¿Quién eres?- pregunte
-soy esa parte tuya que, algún día, hará este viaje, llevando el único equipaje que se te permitirá llevar: los recuerdos.
Dude de preguntar, pero era inevitable.
-¿Cuándo?
-eso ocurrirá el….. (Este fragmento lo censuro Gravenose)…….
……
Fin del diario
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Leí por última vez el diario del científico frente a su tumba.
La sombra del árbol de mármol cubría la lapida en una tercera parte.
Me acerque a la placa de bronce que marcaba la fecha de óbito y nacimiento de Gravenose y la bese respetuosamente, alzando los ojos al cielo.
¿Cuántos audaces había en el mundo como el, que se atrevieron a desafiar las leyes de lo conocido y vivieron para contarlo?
Innumerables.
Distraído en estos pensamientos, no presentí que alguien me estaba observando por detrás de una columna.
Fue una sombra delatora producida por el sol la que me permitió ver la figura de alguien, a pocos pasos de donde yo estaba.
Disimule y me agache junto a la tumba, emprendiendo instantáneamente una rápida carrera hasta el fisgón, que sorprendido por mi accionar, trato de correr.
A los pocos pasos estaba encima suyo, y sin contemplaciones lo derribe de un fuerte golpe en la espalda. Caí sobre el y le hice una llave que lo inmovilizo.
-¿Quién sos?- pregunte imperativamente
El joven busco zafarse pero enseguida comprendió que era imposible.
-¿importa realmente eso?-respondió jadeando
-¿Para quién trabajas?-volví a insistir, buscando con la mirada a algún testigo. Cualquier visitante podía verme y llamar a uno de los policías de la entrada del cementerio.
-sabes para quien trabajo…no me preguntes estupideces Anselmo
Las palabras del joven me enfurecieron.
¿Cuánto sabrían ellos?
Marylena me lo había advertido.
Alguien más había preguntado por los trabajos de su marido, y yo suponía de quienes se trataba.
No éramos los únicos que investigaban estos casos.
Una poderosa entidad, por todos conocida, con sede en roma y agentes encubiertos en todo el mundo, rastreaba estos casos de la misma manera que lo hacia la fundación.
Sus fines eran bien distintos a los nuestros.
Ellos mantenían todos estos descubrimientos ocultos, respondiendo a sus ansias de seguir controlando la voluntad de gran parte del mundo occidental.
Que lo mantuvieran ocultos no significaba que no hicieran las comprobaciones pertinentes.
El mundo se sorprendería de saber lo que estos supuestos defensores de la fe sabían.
Solté al joven, sabiendo que nada podía hacer.
En cuestión de minutos podía transformarme en un asesino despiadado para las autoridades si lastimaba al joven.
Un solo llamado de teléfono me hubiese complicado la vida por un buen tiempo.
El joven, al sentirse liberado, se acomodo las ropas y me miro con desdén.
-seguro que todavía no pudiste descifrarlo- me dijo con asco
Sonreí para mis adentros: ellos no lo habían podido hacer.
-no, todavía no, pero lo haré algún día
El joven emprendió la marcha, no sin antes soltarme.
-nadie va a entender nunca ese enigma…ese tipo era un delirante
Mire a la tumba de Gravenose una vez más.
Gracias a dios, tu misterio sigue oculto para ellos.
Ahora debía partir en busca de un nuevo misterio.
El enigma que había plantado Gravenose no era una excentricidad más de un científico loco. Era una realidad comprobable.
La fundación había comprobado su veracidad y yo era solo una pieza más en el gran ajedrez que llevo a su descubrimiento.
Mientras el avión salía del aeropuerto de Ezeiza rumbo a Barajas, imagine una vez más la satisfacción de Gravenose al lograr su objetivo.
¿Cuántos habían intentado algo parecido fracasando en el intento?
Miles seguramente, y no dejaba de admirar el tesón de los que desafiaban las leyes en busca de respuestas.
El lo había hecho, dejándonos una estimulante contestación.
Mire por la ventana del avión y un mis ojos se posaron en un diáfano cielo estrellado.
“Hay algo mas”, me dije, y agradecí a Gravenose su confirmación.
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