Las páginas vomitan su escritura automática;
sus líneas autodestructivas
se sacuden en las cuadrículas que las encarcelan.
No piensa liberarlas. Mantienen sus deseos más ocultos atrapados
en trazos peligrosamente regulares.
La dictadura del poeta como manifestación artística,
las sílabas arrojándose al vacío desde el alféizar de la ventana
y un río de sangre emanando de la garganta del poeta.

Sirenas de policía.
Encuentran una navaja ensangrentada al filo del alféizar de la ventana.