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La noche en que cumplí 18 años fue una para recordar, claro, para que otras personas la recuerden por mí como un buen chiste, pero para mí realmente fue una noche para olvidar, de esas que nunca deben recordarse en la vida. Mi día comenzó como cualquier cumpleaños, mi madre y mis hermanas cantándome esa clásica canción que la mayoría de las veces me hacía sentir más culpable que felíz. Pero en la noche, en la noche todo fue diferente. De regalo de cumpleaños, mi padre me invitó a salir, a darnos unos tragos y comenzar a ver la vida como un hombre. Si hubiera sabido a que se refería cuando dijo eso, le hubiera dicho que no me interesaba convertirme en hombre de aquel modo y que el resto de los días los quería pasar siendo homosexual. En serio, si hubiera sabido lo que el muy maldito se traía entre manos, hubiera tenido suficiente valor para decirle que era homosexual, aunque no lo fuera, aunque no lo soy. Pero en aquel momento, a mis 18 acabados de cumplir, no me imaginé lo que el muy cabroncito de mi padre me tenía preparado. Salimos como a eso de las 8 de la noche de nuestra casa, para aquel tiempo, el año 1992, esa hora era la que dos personas decentes salían de su casa, oviamente las cosas han cambiado mucho desde aquel tiempo. Llegamos a una barra de mala muerte como solíamos decirle en el barrio a esas barras donde lo único que entran son borrachones a llorar por mujeres y a intentar jugar billar, intentar nada más porque es ovbio al verlos jugar que realmente es el taco de billar quien juega con el borracho y no viceversa. No sentamos al frente de la barra y mi padre le pidió al bartender dos Schiffer, en mi vida nunca había bebido alcohol así que me imaginé que aquella noche era el comienzo de una nueva vida que siempre había deseado, ser al alma de la fiesta y no el hazme reír. Bebimos cuatro cervezas cada uno y ya yo sentía un mareo, uno de esos mareos buenos donde uno comienza a sentir los efectos de la intoxicación. Mi padre me comentó sobre aquella vez de la fiesta donde yo lo descubrí masturbándose mirando a una de mis compañeras de colegio, me dijo que de ahora en adelante yo sabría porque él había hecho aquello, pues según él, hoy yo me convertiría en un hombre. Realmente no sé que le hacía pensar que yo nunca me había masturbado en mi vida, aún en contra de los cuentos de que me saldrían pelos en las manos o que me quedaría ciego. Seguimos bebiendo y entre cerveza y cerveza, mi padre le pidió al bartender tequila, no sabía lo que era aquello pero me sorprendió al ver la botella que había un gusano nadando en aquel líquido. Me sirvió un poco y me hizo brindar. "Por mi hijo, que hoy dejará de ser niño y se convertirá en un hombre hecho y derecho". En ese preciso momento entró una mujer a la barra con un aspecto de ser demasiado amable si saben a lo que me refiero. Mi padre me miró y me sonrió y en ese momento que noté esa sonrisa de medio lao que se da siempre que la travesura queda expuesta, como diciendo con la sonrisa "ooppss soy culpable", me dí cuenta que mi padre me había jugado bien feo.

Aquella mujer de la vida alegre había sido contratada por mi padre para que tuviera relaciones conmigo. No sé que era más bochornoso, el hecho de que mi padre hubiera pagado por mi sexo, el hecho de que era una puta con quien me iba a acostar, el hecho de que tenía que hacerlo obligado, o el hecho de que mi padre se acordaría mas que yo de mi primera vez. Fue espantosa la sensación que sentí, no sé si fue la borrachera o la verguenza pero en ese momento me dieron ganas de vomitarle la cara a mi padre y a la puta que me sonreía jugándose con el chicle con los dedos. Al fin me armé de valor, me levanté de la silla y me fuí con aquella mujer. Ella me llevó hasta un cuarto que había arriba de la barra, despues de cruzar unas cuentas de esas decorativas feísimas y subir unas escaleras, mi borrachera se fué al carajo. Ella me dijo que iba para el baño que me pusiera cómodo, ¿como carajos se supone que me pusiera cómodo sabiendo que mi padre estaba en el piso de abajo y que siembre iba a saber que me acosté con una puta? La cuero salió del baño con las tetas al aire y aquellas no eran como las había imaginado, eran tan grandes que parecían dos guanabanas con dos circulos negros alrededor de los pesones, aquellas manchas negras de las areolas eran más grandes que un peso en moneda. En ese momento me dió asco y me fuí para el baño. Me miré en el espejo del botiquín y me dijé "puñeta mi primera mujer me dió asco, no puede ser que yo sea maricón". Tenía que salir de allí y hacer lo que siempre quería hacer, joder, joder y más joder. Me senté en el inodoro a botar el bizcocho que me había comido en la mañana. Despues de terminar, halé el papel y con él cayeron al piso tres bolsas de harina. Bueno, yo era inocente aún a mis 18 años pero ya sabía que eso no era harina, era perico, cocaína. Para completar, no solo estaba con una puta, sino que estaba con una puta tecata, dios mio, dos razones por las cuales pensé que me podía morir de sida de solo tocarla. Me limpié el culo como pude e intenté bajar el inodoro, pero no servía. "Oh Dios, se iba a quedar el mojón nadando allí, que verguenza", no podía darme el lujo de que la tipa esa pensara que yo era un puerco. ¡Que cojones los míos!, me iba a acostar con ella, ¿que más puerco podría ser? Levanté la tapa del tanque de cerámica para ver si podía hacer que bajara. Entre la borrachera que tenía, los nervios, la verguenza y el asco, me resbalaron las manos y la tapa del tanque del inodoro se me cayó. Hizo un ruido fuertísimo cuando cayó y se rompió completa. Despues del ruido que hizo al romperse lo único que se oyó fue un grito con mi voz profanando a Dios. La puta entró al baño y vió la cerámica rota en el piso, yo estaba desnudo, asustado, borracho y con frío lo que provocaba situaciones en mi cuerpo que no podría controlar. "¿Con eso tu me piensas clavar?, me imagino que sabrás usar la lengua". Más espantosas no podían ser las palabras de aquella prostituta que me miraba el pene como con gracia.

Pero lo peor en esa noche no había pasado aún. Recien comenzaba cuando al baño tambien entraron mi padre, el dueño del negocio y como dos borrachones más, todos a ver lo que había pasado allí. Todos me veían allí desnudo con un mini pene, la puta con las tetas al aire y la tapa del tanque del inodoro rota en el suelo. Yo reaccioné segundos despues y me pusé los calzoncillos y el pantalón como pude. Salí del cuarto dejando a mi padre atrás. Me fuí de la barra dejando un rastro de mierda detrás de mí porque creo que me volví a cagar despues de haberme limpiado el culo. Como cinco minutos despues salió mi padre riédonse a carcajadas. Lo miré como queriéndole decir "¿de que carajos te ries?", pero claro esta, no se lo iba a decir. Se subió al auto y lo primero que me dijo fue "supongo que no se lo metistes, ¿verdad?", yo contesté que no con la cabeza y me dijo que no me preocupara, que eso era solo mi primera vez, que tendría mas oportunidades en la vida. Lo miré queriendole preguntar cuantas veces se había acostado con putas y solo me armé de valor cuando estabamos al frente de mi casa y su respuesta me sorprendió, "¿puedes recordar cuantas puñetas te has jalao?, supongo que no, es ingenuo de tu parte preguntar algo que tu sabes que no recordaré". Vió mi cara con una imagen de porque carajos y añadió, "sabes, tu madre es una buena mujer, una buena esposa, una buena madre, pero los hombres sabes, somos más que hombres, esposos o padres, somos bellacos y tenemos que hacer de todo en la cama, complacer nuestras fantasías, tu madre no comprende eso, por eso tengo que buscar como complacerme en la calle, ¿entiendes?". Asentí con la cabeza, aún cabisbajo, con una borrachera horrible y con una culpa peor. El saber que mi padre engañaba a mi madre me atormentaría por el resto de mi vida. Subí a mi cuarto y me bañe, me quedé dormido en la bañera, de la borrachera o del dolor que sentía.

Al siguiente día, bajé a la cocina y me encontré con mi madre haciendo desayuno, lo único que me dieron fueron ganas de llorar, de correr a abrazarla y decirle todo. Pero entre todas las emociones reaccioné al ver su sonrisa, no podría borrarle aquella sonrisa con una verdad tan dolorosa como aquella, solo me limité a devolverle la sonrisa con los ojos llorosos. Ella al percatarse de mis ojos me dijo "ya sé lo que pasó anoche, no te preocupes". ¡Queeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeee! el cabrón de mi padre le había contado todo a mi madre, no lo podía creer, que verguenza, cuando pensaba que la verguenza no podía ser más grande, mi madre tambien ahora sabía que mi primera experiencia había sido con una puta, al menos mi primer intento de experiencia. Salí de la casa y me senté en la escalera de entrada, ya no podía llorar, ya era todo un hombre, ya tenía 18 años. Si hubiera sabido que iba a pasar mi cumpleaños así, me hubiera suicidado mi último día de los 17, pero que carajos, lo que no nos mata, nos hace fuertes. Una última lágrima tardía rodó por mi rostro, ¡ahhh ya soy un hombre!...

Texto agregado el 18-12-2005, y leído por 253 visitantes. (3 votos)


Lectores Opinan
31-01-2006 Ja ja jaaaaa por fin, se te dio!!!!! mis***** tu imaginacion y creativilidad es muy buena felicitaciones!!!!!!!! besitosssss nilda
07-01-2006 carajoooo chico y yo que pensaba que iba a ser la definitiva. Lecheees!! me dio asco y pena toda la situación...aiiis que mala suerteeee que tiene el tipo. Un susurro* susurros
22-12-2005 buena historia 5* pradjapati
 
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