Después que salio del salón de clases la frase del profesor no fue efímera como era la costumbre, no había vivido el segundo que tardaba su pronunciación; al contrario, ese día Arnaldo llevaba esas palabras en su mente como quien lleva la cabeza al cuerpo.
La lección nº 1 le había afectado de tal manera que llevaba rumiándola varias horas, proyectándola y soñándola no sólo de noche. Arnaldo había aprendido algo que solventaría su situación incomoda de burlas y su papel de ser presa para golpes y maltratos por parte de los otros chicos.
Sus padres al principio no se preocupaban, es más, como sucede a menudo ni siquiera se habían percatado de las acciones de Arnaldo. Al mes notaron una diferencia. A los dos meses el cambio era palpable y a los tres la preocupación les había robado el sueño. Sin embargo, Arnaldo seguía empeñado en su proyecto. En efecto, su meta paulatinamente se estaba materializando. Nadie en ese vecindario había presenciado una transformación de tal magnitud, no es común que un niño aumente 20 Kg. en tres meses, por lo menos no en éstas tierras donde lo común es que baje a causa de la pobreza.
Para viejos conocidos y familiares ahora era un desconocido, tal había sido la transformación de su figura.
Y, lo que se espera en estos cuerpos sobrevino. Primeros síntomas de enfermedad y para el hospital. Los doctores también estaban incrédulos y hasta consternados cuando Arnaldo le mostraba el cuaderno donde estaba escrito: Lección Nº 1. El círculo es la forma perfecta.
Creo que fue desde esa vez cuando Arnaldo dejo sus ideas de perfección, ya sabía el precio que había que pagar.