Cuando se calmó un poco su llanto, le di un caé, la acosté, y se durmió.
La besé en la frente. Es mi mamá, la que me crió, la que me soporta, la que me sostiene.
Mamá te amo!
Lo siento, disculpame, pero es que no puedo seguir así, no quiero nada más. Mírame, paresco fantasma, soy solo esqueleto, estoy muerta, no tengo vida.
Mis mejillas rosas ya se marchitaron, mis ojos ya no iluminan, mis labios no tienen risas, mis palabars ya no tienen sentimiento.
Parto, corro, corro, se perfectamente donde tengo que ir.
Arriba, arriba, sin rejas no hay límites.
Subo, subo las escaleras, sigo subiendo, hasta llegar al último piso.
Estoy en lo más alto, sola.
Saco de mi bolsillo una carta...
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