gaviotapatagónica

Cuando quieras

A vos,
misterio clavado en la distancia,
quiero decirte sin penas mi verdad más sublime:
no te quiero heraldo de un paraíso mudo,
quiero de tus manos las llamas
abrasando sin piedad esos rincones míos, tan tuyos.
El tiempo, que con prisa aniquila el fulgor de la vida,
no puede sin embargo, con esta espera ruda,
que me otorga la espada de una Juana de Arco
para hundirla en el vientre del olvido
y renacer, herida, desnuda;
mutada una y mil veces
en una pasión que suda sangre,
desde las mismas cenizas de tu exilio.
A vos,
locura detenida en los ojos del ayer,
quiero envolverte en paños de ternura;
no te quiero bufón de las estrellas,
quiero tu piel con mi piel bajo la luna.
La brisa del mar, que se roba tus suspiros vacíos,
me dejó sobre la almohada el sabor de tu besos;
me legó tus angustias, tu silencio;
pero también tu efímera sonrisa, tan bella, tan soñada.
No te quiero velero solitario en las orillas,
te quiero mar impetuoso, mar profundo, mar puro.
A vos,
corazón dormido entre sábanas de dudas,
quiero decir te amo sin manchas; como siempre,
cuando quieras…

shou

Yo no sé de pájaros.
No conozco la historia del fuego.
Pero creo que mi soledad debería tener alas.

Alejandra Pizarnik

........................................


Y si conociese otra historia...

En el juego de mi memoria
la soledad ya tuvo alas
y fue pájaro,
jugueteando entre las ramas
de un nogal ausente.

Sin sombras
en el reloj la arena se escurre
ausente de ansiedad.

¿Será un espejismo
esas hojas sobre el cristal?

Para mí que son cometas
zumbando entre las nubes,
disipando recuerdos
en espirales de fuego.
Luciérnagas encendidas
en su propio vuelo.

¡Mira!..
Sólo quedan estelas en el cielo.

Asoma dulzura en el camino largo
Destrozan inquietudes...
¿Sabrán los ángeles
de soledades escondidas?

Respiro...
y me entretengo soñando.

¡Vuelo el canto que vivo!

He besado semillas y violetas,
mariposas en sus labios...

Y si conociese otra historia ¿qué?

¿Acaso no es bastante un instante
de tonta ingenuidad?

Fugaz y mutable.

¡Si hasta la nieve al caer
entre chopos blancos disimula
su soledad sin mancha!