Basta de falsas promesas.
Basta de ser prisionero
del vicio y de deseos egoístas.
Ha llegado el tiempo
de aprovechar la vida.

Quisiera que no se despertara
y de que no estuviera amargada
a pesar de la hora que fuera...
que ya no me dijiera que me muera.

Quisiera ser suyo para siempre
y pasarme la vida adorando al vientre
que engendró a mis hijas “¡Oh Linda, Brisa!”
Pero más allá de por ser su madre
yo quisiera adorarle por ser la que me excita.

Ella sigue siendo un enigma,
un misterio, adivinanza clandestina...
Quisiera resolver el crucigrama,
es mi más íntima esperanza
comprender lo que ha vivido,
entender lo que ha sentido
y la razón de sus miradas.