Te compro tu amistad...
Porque nunca aprendí lo que es ser un verdadero amigo y el único valor que conozco es el monetario.

Porque siempre has estado ahí cuando te he necesitado, he contado con tus oidos para desahogarme y con tu sabiduría para aconsejarme, me he acostumbrado tanto que ha perdido su valor para mi y el tiempo que me dedicas es ya un derecho y no un regalo.

Porque para mi es más fácil buscarte cuando te necesito, fingir por unos minutos que me importas, contarte mis problemas, descargarte mi basura mental y luego guardarte en la gaveta que siempre te he tenido.

Porque he aprendido que nadie es amigo, todo el mundo es digno y merecedor de mi desconfianza, incluyéndote. Por eso te mantengo a distancia y del otro lado de mis muros de defensa.

Porque me gusta la atención que me dedicas, más no quiero comprometerme a dartela a ti; la atención es una autopista de una vía que se transita desde ti hacia mí.

Porque a pesar de que sé que eres como yo, con tu carga de defectos y virtudes, para mi es una molestia tener que saberte humano y de que puedas necesitar de mi así como yo he necesitado de ti en incontables ocasiones.

Porque Amistad es una palabra cuya definición no se encuentra en mi vocabulario personal.

Porque con tu forma de ser me haces concentrarme en mí, me haces sentir humano, con fortalezas y debilidades, algo radicalmente opuesto a mi meta de no tener sentimientos.

Porque nunca nadie me enseñó a ser amigo y por eso hoy no sé como serlo contigo.

Por eso... te compro tu amistad.