la mirada mía no recuerda tu concepción
la mucha imaginación no consigue dibujar tu óbito
y ese gran sucesión de realidades excedidas de la naturaleza no puede hallar testigo en mi alma
no obstante un día mi impulsor de sangre y sus secuaces fueron vencidos por un rojo aún más carmesí y fue limpio de las máculas y felizmente derrotado cedió su mejor aposento que pensaba era mejor que un pesebre de Belén, y hasta hoy realizas portentos en la vida mía; donde nunca volverás a dormir
Texto agregado el 15-12-2005, y leído por 220
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