Mi tercera cita fue con Pepi.... ¡Menuda era la Pepi!.
Conseguimos que un amigo nos dejara las llaves de su coche y en el asíento de atrás.. ella sentada en mis rodillas frente a frente empezamos los jugueteos, las caricias. La falda se subía sola. El pantalón se bajó automáticamente y comenzamos el juego. Todo bien hasta que la Pepi con su excitación "in crescendo" echó sus manos a mis orejas, y cual riendas de caballo. Me las apretaba.. tiraba de ellas. A mi aquello no me causaba ninguna gracia..y deseaba que aquello terminara de una vez.
Cuando mas dolor mas tardaba en finalizar, cuanto más tardaba en finalizar mas dolor. Mis orejas si que estaban "in crescendo"
Con las orejas rojas y dos centrimetros mas grandes de lo normal, aquella noche mis orejas parecian faros para mosquitos.. que consiquieron agrandar mis orejas en ostros dos centimetros.
Con esta guisa apercí en clases a la mañana siguiente. Todos parecían conocer las mañas de la Pepi, así que las risas eran constantes. y yo con las orejas agachadas.
Todo se calmó cuando entró Don Ramón, el profe de matemáticas. Entre senos, cosenos y tangentes me di cuenta que Don Ramón venía con las orejas Rojas. Seguramente la noche anteríor su señora esposa la profe de Francés había sido una gran amazona.