los psicolíderes siguen urgando cabeza y supurantes yagas, mientras bajo el brazo el placebo traen al son de su abracadabara. y el viejo cura da sus bendiciones en prófana y secular tristeza por el hambre y la miseria, desde su sucursal del cielo. todo es un telón para los ilusos que hambrientos esperan a que llueva Dios sobre sus techos.
Texto agregado el 15-12-2005, y leído por 103 visitantes. (0 votos)